Chapecoense, a un año de la tragedia que marcó la historia

Este martes 28 de noviembre se cumple un año de la tragedia aérea del Chapecoense, que conmocionó no solo a todos los que aman el fútbol y el deporte en general, sino al mundo entero.

Sobre las 22:15 horas en Colombia, 00:15 horas de Paraguay, el avión de la empresa boliviana LaMia en que viajaba este modesto equipo del sur de Brasil se estrelló en las cercanías del aeropuerto de Medellín y perdieron la vida 71 de las 77 personas que se hallaban a bordo. Entre ellas, 19 futbolistas del Chapecoense, que se dirigía a Colombia para jugar contra el Atlético Nacional la final de ida la Copa Sudamericana, instancia a la que había llegado de manera histórica, ya que nunca antes el conjunto catarinense había realizado tamaña campaña en una copa internacional. De hecho, era la segunda vez que competía en un certamen continental.

Así quedó el avión de la empresa boliviana Lamia, que transportaba a 77 personas en razón del Chapecoense para la final de ida de la Copa Sudamericana 2017. Murieron 71, sobrevivieron 6.

En homenaje a todos aquellos cuyos sueños murieron aquella noche en Cerro Gordo, donde su avión se estrelló tras quedarse sin combustible, el Chapecoense, trabajó por reconstruirse a contrarreloj, por salir adelante, y lo logró. El pasado 16 de noviembre logró la permanencia en la Série A del Brasileirão (luego de haber rechazado el blindaje para no descender que le pretendió otorgar la Confederación Brasileña de Fútbol) y el fin de semana último se aseguró un puesto para la Copa Sudamericana 2018. No obstante, por siempre llorará a sus amigos, a sus jugadores, a sus eternos campeones.

La reconstrucción del club

Luego del accidente, en diciembre de 2016 el Chapecoense trabajó duramente para reconstruir un plantel. “Pese al dolor, pese al sufrimiento, nunca pensamos en abandonar. Trabajamos 20 días sin parar, 14 horas diarias, en contacto con agentes y jugadores”, explicó Nivaldo Constante, director deportivo de la entidad del Estado de Santa Catarina. Y el 6 de enero el nuevo Chapecoense, con jóvenes y muchos futbolistas cedidos, pudo comenzar la pretemporada 2017. Entre partidos de homenaje (entre ellos los que se destacan los del Barcelona de España, el Olympique de Lyon de Francia y la Roma de Italia) y torneos oficiales, el calendario provocó un desgaste físico en el equipo, que en 2017 ha tenido 4 técnicos: Vagner Mancini, Vinícius Eutropio, Emerson Cris (entrenador interino) y Gilson Kleina, el actual adiestrador.

Chapecoense y Barcelona jugaron un partido homenaje bajo la denominación “Trofeo Joan Gamper”, llevado a cabo en agosto pasado en el estadio Camp Nou. A decir de los mismos directivos de la institución catarinense, la entidad blaugrana fue la única que económicamente los ayudó a reconstruirse.

 

La vida, 365 días después

En el vuelo 2933 de la compañía LaMia viajaban 77 personas. Solo 6 sobrevivieron, 3 de ellas jugadores del Chapecoense: Alan Ruschel, quien reapareció activamente de nuevo jugando al fútbol el 7 de agosto ante el Barcelona y expresó la pasada semana que “no quiero compasión, sino ser tratado como un deportista más”; Helio Neto (tras sometido a varias operaciones, se prepara para volver en la temporada 2018) y Jackson Follmann (retirado tras amputársele una pierna. Ahora es embajador del club).

También se salvaron el periodista de la emisora Radio Oeste de la ciudad de Chapecó Rafael Henzel, quien relató en marzo pasado con inexplicable emoción el primer gol del Chapecoense en su debut en la Copa Libertadores y que ha escrito un libro de autoayuda en el que aconseja vivir cada día como si fuera el último; la azafata Ximena Suárez, quien trabajaba como modelo y sueña con recuperarse totalmente “para volver a volar y ser instructora”; y el técnico de vuelo Erwin Tumiri; estos últimos son de nacionalidad boliviana.

Rafael Henzel, periodista que sobrevivió a la tragedia.

Erwin Tumiri, técnico de vuelo sobreviviente a la caída del avión.

Ximena Suárez, azafata que también es una de las supervivientes de aquella trágica noche.

 

Heridas que duelen todos los días y hasta hoy día

La controladora aérea colombiana Yaneth Molina, quien desde la torre de control del aeropuerto de Medellín tuvo que vivir los desesperados últimos momentos antes de la caída de la aeronave, cuando el piloto del avión, Miguel Quiroga, notificó la falla total, manifestó que “las heridas que quedaron de aquella noche duelen todos los días”. Molina sostiene que hasta dos minutos antes del desastre Quiroga no informó de la gravedad de la situación, ya que se había quedado sin combustible y recién lo reportó cuando ya no había nada por hacer. De lo contrario, con total seguridad lo hubiera priorizado ante otros aviones que también esperaban aterrizar.

El avión de la posteriormente suspendida compañía LaMia, que el Chapecoense tomó en Bolivia en lugar de viajar a Colombia directamente desde São Paulo por un problema administrativo, no tenía combustible de reserva. Sin embargo, los encargados del vuelo decidieron despegar de Santa Cruz de la Sierra rumbo a Medellín porque el piloto anunció una escala para recargar en Cobija (norte de Bolivia), lo cual no se produjo.

 

Las familias, aún sin indemnización

Se realizaron homenajes en Argentina, Colombia, Uruguay, Venezuela, Japón, España, Italia y Francia, entre varios otros países. Muestras de respaldo y fuerzas le fueron transmitidas desde todas partes del mundo. El Chapecoense se reconstruyó y sigue adelante, pero un año después los familiares de las víctimas aún no han cobrado ninguna indemnización y el proceso judicial fue y continuará siendo largo. “El milagro de estar vivo también es una cruz”, dijo la azafata Ximena Suárez, quien pidió ayuda por internet para pagar las facturas médicas, ya que el seguro de la compañía aérea sólo las cubría en parte.

 

Con información de Mundo Deportivo.

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