“A pedido del sector trabajador se mantuvo el salario mínimo, ya que el objetivo es evitar un impacto negativo peor. Bien se sabe que cuando sube el salario mínimo, suben los precios de la canasta familiar”, explicó Orué en diálogo con La Unión.
Señaló que, si no había la pandemia del COVID-19, el salario mínimo hubiese sido aumentado en G. 15.813.
Por otro lado, detalló que desde que el inicio de la pandemia se llevan contabilizados cerca de 25.000 despidos, entre justificados e injustificados.
En otro orden, Orué señaló que en, 3 días, 80 empresas volvieron a solicitar la suspensión de contratos laborales, ya que muchas regresaron a las actividades luego de dos meses de paralización. Sin embargo, ahora notaron “que no pueden aún sostener el negocio”.