Los acuerdos y contactos informales entre autoridades y grupos terroristas y de narcotráfico se han convertido en un fenómeno habitual. Se consideran justificados cuando ayudan a combatir la delincuencia, pero a veces van demasiado lejos. El portal Republic presenta varios casos en que autoridades y criminales han cooperado.
Países Bajos
A principios de los años 2000 ocurrió un escándalo que les costó el cargo a dos ministros de Justicia neerlandeses. Las autoridades de Países Bajos habían detenido al narcotraficante Cees Helman por llevar grandes cantidades de hachís a ese país europeo y le confiscaron dinero y objetos por valor de 5,5 millones de florines (más de 2 millones de euros), pero no lograron comprobar su origen criminal.
Entonces, se le propuso a Helman pagar una multa de 750.000 florines (340.000 euros) y quedarse con el resto del dinero, una oferta que el narcotraficante aceptó. Cuando la historia salió a la luz en 2014, el Ministerio de Justicia aseguró que todos los registros de la transacción se habían perdido. Sin embargo, más tarde los documentos fueron localizados. Como consecuencia, el ministro de Justicia holandés, Ivo Opstelten, y su secretario de Estado, Fred Teeven, dimitieron en 2015. El 27 de enero de 2017 dimitió Ard van der Steur, ministro de Justicia desde 2015, que intentó ocultar los hechos cuando ocupaba el cargo de diputado a principios de los años 2000.
Estados Unidos
Los servicios especiales estadounidenses han sido acusados en varias ocasiones de haberse involucrado en el narcotráfico, por ejemplo, durante la guerra civil de Nicaragua. Pero también podrían tener conexión con cárteles narcotraficantes mexicanos. En enero de 2014, el periódico mexicano El Universal publicó una investigación según la cual la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) se alió con el cártel de Sinaloa para asestar un golpe a organizaciones rivales. Los agentes estadounidenses presuntamente se comprometieron a no perseguir al cártel de Sinaloa a cambio de que este les proporcionara información sobre otros grupos narcotraficantes.
La investigación tuvo en cuenta testimonios de funcionarios estadounidenses y mexicanos, así como los documentos del caso de Jesús Vicente Zambada Niebla, hijo de uno de los líderes de Sinaloa. Según el diario, los agentes de la DEA se reunieron en numerosas veces con los líderes del cártel. Según señaló Zambada, los estadounidenses le prometieron retirar los cargos en su contra y no perseguir a otros cabecillas del grupo a cambio de su cooperación. Sin embargo, un mes más tarde, el capo más buscado del planeta y líder del cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue detenido en una operativo policial.
Brasil
A principios de 2017, la crisis del sistema penitenciario brasileño provocó motines carcelarios que dejaron decenas de víctimas y que tuvieron como excusa un conflicto entre dos estructuras criminales. Como se supo más tarde, en 2015 las autoridades del Estado de Amazonas cerraron un acuerdo con uno de los líderes del grupo Familia do Norte que estaba encarcelado. Según un informe policial, un funcionario se reunió con el narco para poner fin al poder del grupo criminal rival Primer Comando da Capital. No obstante, la influencia de las autoridades locales en la cárcel fue disminuyendo, a medida que aumentaba la de la Familia del Norte.
Según el diario The New York Times, las autoridades ayudaron al Primer Comando da Capital en 2006, cuando prometieron a los miembros del grupo mejorar las condiciones de su encarcelamiento a cambio de apoyo durante unos disturbios en São Paulo. Más tarde, los representantes del grupo confirmaron el hecho, aunque a nivel oficial nunca fue reconocida la existencia de tal acuerdo.
Con información de RT en Español.