Los autobuses y la mayoría de las líneas de subterráneo (metro) están funcionando, pero muchos de ellos circulan con poca gente.
El jefe de Gabinete del gobierno, Jorge Capitanich, afirmó que “el 75% de los trabajadores manifestaron su intención de trabajar”, pero dijo que muchos de ellos podrían enfrentar dificultades para movilizarse.
Los la aerolínea estatal Aerolíneas Argentinas adhirió (otras empresas aéreas si operan) y los puertos adhirieron al paro, al igual que estaciones de servicio y bancos.
En tanto, algunas escuelas y hospitales funcionan con normalidad, mientras que otros cerraron sus puertas.
Según la periodista de BBC Mundo en Buenos Aires Verónica Smink, en las primeras horas de la jornada de protesta no se registraron mayores incidentes, a pesar de que hubo quienes expresaron su preocupación por posibles choques entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que realizan “piquetes”, cortando algunas rutas.
Las centrales obreras y grupos de izquierda afines reclaman por la caída del salario y del empleo, y por el aumento de la inflación.
Este es el tercer paro general que enfrenta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner desde que comenzó a gobernar en 2007, y el segundo en lo que va del año.