“Lo que más queremos es una noticia, día a día esperamos por una noticia”, exclamó Liliana Urbieta, una de las hijas de Félix, en conversación con La Unión, mencionando que la última vez que los captores comunicaron con ellos fue en enero de 2017.
Señaló que los captores se han comunicado con los Urbieta en cinco ocasiones en un plazo de entre 4 meses, siempre en tono “amigable” de negociación, pero al mismo tiempo amenazando de muerte no solo a Félix, sino también a la familia. “Nos decían que nosotros también sufriríamos las consecuencias”, dijo Liliana, añadiendo que el monto exigido por el EML para la liberación del empresario era inicialmente US$ 500.000, gasta reducir de US$ 350.000.
Lo que más cuestionó es que los secuestradores hayan creído que pertenecían a una familia adinerada. “Mi papá no cuenta con caja de ahorro ni cuenta corriente”, expresó.
Por último, lamentó que las autoridades de seguridad e inteligencia del Gobierno no le informen sobre las investigaciones que hacen sobre el caso.
El caso
Félix Urbieta fue secuestrado cuando se disponía a salir de su estancia en la noche del miércoles 12 de octubre de 2016 en la compañía Belén Cue, distrito del departamento de Concepción, por el autodenominado Ejército del Mariscal López (EML), grupo criminal liderado por el exmiembro del EPP Alejandro Ramos, cuya esposa Lourdes Ramírez, a propósito, es sobrina del empresario ganadero.
La última prueba de vida fue publicada en 25 de enero de 2017, mediante un video en el que los captores le piden a la víctima que diga datos de un partido de fútbol para constatar la actualidad del material audiovisual. Desde entonces, nada se ha sabido de él.