“Carece de rigor y no vale la pena contestarle”: Historiador paraguayo rechaza “mito” del genocidio paraguayo

Ayer fue difundida una publicación de la historiadora argentina Luciana Sabina denominado “El mito del genocidio paraguayo“, en la que decía que supuestamente la muerte de miles de paraguayos durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870; Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay) por parte de soldados aliados nunca existió y que en realidad los fallecimientos de los valientes compatriotas se produjeron a causa de una epidemia de “viruela y sarampión”, además de mencionar que “el ejército guaraní buscaba detener la hegemonía expansionista brasileña”.

Fabián Chamorro, integrante de la Academia Paraguaya de la Historia, reconoció que sí se produjeron epidemias de enfermedades pero no de viruela ni sarampión, sino relacionadas a problemas intestinales, como gastroenteritis y cólera, las cuales produjeron algunas bajas en filas nacionales, principalmente en el año 1867. No obstante, dejó en claro que “no fueron tantas como para decir que la mayor cantidad de muertes fueron ocasionadas por estas enfermedades”. Además, señaló que estos mismos problemas de salud también afectaron a campamentos de tropas aliadas.

A pesar de que la historiadora argentina pretenda instalar esa idea, aseguró que no posee argumentos sólidos como para sostener la teoría de que los soldados paraguayos murieron masivamente a causa de enfermedades y no por ataques de los aliados. “No, no, no, la mayor cantidad de bajas ocurrieron en batallas o a consecuencia de las batallas. Eso es categórico, fueron por combates”, enfatizó en comunicación con La Unión R800 AM.

Señaló que el Paraguay, al finalizar la Guerra, perdió al menos el 70% de su población, especificando que la mitad murió en campo de batalla, mientras que otra mitad pereció a consecuencia de la contienda, como hambre, heridas incurables, fusilamientos, etc. “Si hacemos una tabla de muertes en la guerra, el 50% de los paraguayos que murieron fueron en la contienda, y el otro 50% falleció por derivaciones de ella”, explicó el experto.

Indicó que hasta hoy día todavía está discutiéndose en utilizar el término “genocidio” sobre lo ocurrido en la Guerra Grande, ya que “su concepto implica de que hay una premeditación para acabar con una población por cuestiones de raza, religión o similares”. En ese orden, indicó que la palabra que va más acorde con lo que sucedió en nuestro país fue un “exterminio”, especialmente desde 1869 hasta el final de la contienda, citando como ejemplos Acosta Ñu, Piribebuy e Isla Pucú.

En referencia a las fuentes que usó Luciana Sabina, que fueron versiones del británico George Masterman y del inglés George Thompson, quienes estaban al servicio del Ejército paraguayo, señaló que “ellos se fueron muy enojados con los gobiernos de Francisco Solano López, lo que dijo es una especie de justificación suya de la participación que tuvieron durante la contienda, así que hay que tener en cuenta las fuentes que uno usa para quitar estas conclusiones, por más de que sean fuentes primarias”.

En este sentido, expuso que “Thompson era uno de los comandantes y tenía a su cargo una fortificación en la zona de Villeta. Él se rindió ante los aliados y se lo atacó por haber tomado esa decisión deshonrosa. Entonces es como que él justifica algunas cosas de su actuar en la guerra”.

Chamorro dijo que en el Archivo Nacional, en la Biblioteca Nacional y en los escritos históricos del Ministerio de Defensa existen suficientes documentaciones “para que podamos sostener todo lo contrario de lo que la historiadora ayer concluyó en su artículo”.

En ese orden, afirmó que, por lo que pudo averiguar, Luciana Sabina se declara una admiradora del expresidente argentino Domingo Faustino Sarmiento, “quien fue un gran enemigo del Paraguay antes, durante y después de la Guerra de la Triple Alianza”, por lo cual estima que el artículo publicado por la mujer podría haber estado motivado también por cuestiones ideológicas.

Finalizando, pidió a la ciudadanía paraguaya, por más de que se sienta herida en su memoria e historia, que no le preste atención a los escritos de la historiadora argentina, ya que sus fundamentos no tienen rigor “y no vale la pena contestarle”, mencionando que mismas estudiosas de la historia compatriotas de ella respaldan la versión sólida de la guerra, la de matanza contra el pueblo paraguayo.

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