Asomado al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro para la tradicional bendición “Urbi et orbi” (A la ciudad y al mundo), Francisco hizo un repaso por las guerras y males que afligen el mundo.
Comenzó por Tierra Santa, al recordar que “precisamente allí donde el Hijo de Dios vino al mundo, continúan las tensiones y las violencias y la paz queda como un don que se debe pedir y construir”.
Y abogó porque “los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y alcanzar un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía, superando un conflicto que les enfrenta desde hace tanto tiempo”.
Jorge Bergoglio también expresó su anhelo de que “el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación humanitaria de una población extenuada”.
Además, señaló la urgencia de que “el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen las graves divisiones y violencias que afligen el país”.
Jorge Bergoglio también expresó su anhelo de que “el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación humanitaria de una población extenuada”.
Además, señaló la urgencia de que “el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen las graves divisiones y violencias que afligen el país”.