Con vientos de más de 150 kilómetros por hora, el huracán Ophelia dejó al menos tres muertos tras su paso por Irlanda. A pesar de haberse degradado a tormenta tropical, el fenómeno golpeó con gran fuerza además a las islas británicas, dejando devastación.
En su camino por el sur tanto de Irlanda como de Gran Bretaña, destruyó techos de casas y derribó árboles y tendidos eléctricos. Más de 360.000 hogares y comercios irlandeses se encuentran actualmente sin luz en la isla, mientras el Gobierno ha cerrado colegios y juzgados.
En el mismo orden, a razón del fenómeno, cuanto menos 130 vuelos han debido cancelarse a raíz de las ráfagas huracanadas que azotaron Dublín, capital del pequeño país del noroeste de Europa.
Las autoridades pidieron a la población que no salga de sus casas por nada.
Ahora, “Ophelia” se encuentra sobre Escocia y Gales, donde autoridades locales también han preparado trabajos preventivos de desastre.