El árbol es un abeto rojo regalado por tres ayuntamientos de la región de Baviera, en el sur de Alemania, y medía inicialmente 32 metros de altura, aunque tuvo que ser talado hasta los 25 para facilitar su transporte al Estado de Ciudad del Vaticano.
Bolas de varios colores adornan ahora este abeto que se corona con una enorme estrella blanca y que está iluminado con bombillas de los colores del Vaticano: blanco y amarillo.
Además del abeto, junto al obelisco de la plaza de San Pedro también se iluminó el belén que ha sido donado al Vaticano por la archidiócesis de Trento y que incluye 24 figuras talladas y pintadas en madera, y realizadas a tamaño real.
El belén presenta a la Virgen María, al Niño Jesús, a San José y a los Reyes Magos, pero también a pastores que han sido vestidos con los mismos atuendos que lucían en la región italiana del Trentino en el pasado siglo.
Una vez concluido el periodo de festividad navideña, el pesebre será trasladado, por decisión del papa Francisco, a la Basílica de la Natividad en Belén, ubicada al sur de Jerusalén.