Ayer por la mañana, tres días después de que el huracán María llegara a la costa de Puerto Rico, la isla caribeña seguía en su totalidad sin electricidad. La tormenta destrozó un sistema eléctrico obsoleto que tardará meses en volver a funcionar. María fue un fenómeno meteorológico con una agresividad poco común, que arrasó la isla de punta a punta, pero cuya violencia no es la única explicación de la destrucción de estas infraestructuras. Dos semanas antes, el huracán Irma «perdonó» a Puerto Rico y cambió su rumbo a última hora para pasar por el norte de la isla, apenas peinando el territorio estadounidense. Pese a ello, colapsó el 70% del acceso a la electricidad del país. Para María, fue como derribar un castillo de naipes.
Autoridades como el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, o la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín, han estimado que el servicio eléctrico tardará entre cuatro y seis meses en normalizarse. Algo más optimista era el director de la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (Prepa, en sus siglas en inglés), Ricardo Ramos, que aseguró en una entrevista que el 80% de la infraestructura de transmisión y distribución de electricidad «se ha perdido», pero confiaba en que las plantas de producción estén intactas. Según su estimación, el servicio eléctrico se habrá recuperado «en tres o cuatro meses máximo».
No hay muchos en Puerto Rico que tengan esa esperanza. La Prepa es un empresa pública de suministro eléctrico detestada en la isla. Es la mayor entidad estatal de este tipo en EE.UU., donde la mayoría de estos servicios los proporcionan empresas privadas, y ha estado lastrada durante años por corrupción, mala gestión y deficiencias en el suministro.
Postes de electricidad yacen desparramados en el suelo, tras el paso del huracán María por Puerto Rico. / Foto: AP.
La orografía portorriqueña y el hecho de que sea una isla complica el restablecimiento del servicio. Habrá que transportar hasta esta parte del Caribe toneladas de materiales de construcción y distribuirlos en una isla con las infraestructuras golpeadas.
La falta de acceso eléctrico aboca a la población a meses de sufrimiento. Afecta a la conservación de alimentos, el acceso a agua potable, el funcionamiento de los hospitales, el uso de aire acondicionado, las comunicaciones… El director de la agencia de emergencias portorriqueña, Abner Gómez, reconoció que el «retorno a la normalidad» podría tardar hasta un año.
Mientras, las autoridades tratan de que la tensión y la falta de abastecimiento no desesperen a la población. Rosselló llamó ayer a la calma en un mensaje de radio y tranquilizó a los portorriqueños sobre el acceso al combustible. Las colas se repetían ayer en las gasolineras, donde los afectados tratan de hacer acopio de combustible para sus coches y generadores, y de hielo. El toque de queda sigue instaurado de forma «indefinida» entre las 7 de la tarde y las 5 de la mañana.
El huracán María dejó muertos tras su paso por Puerto Rico.
La situación más acuciante se vivió en el noroeste de la isla, donde se temió la ruptura de la presa de Guajataca, que podría afectar a 70.000 personas. El viernes por la tarde se detectaron fallos estructurales ante la presión del agua contra la presa, desbordada tras el paso del huracán. Ayer la alerta se redujo tras comprobar que una erosión había facilitado la salida del agua y reducido la presión al embalse. Finalmente solo se requirió la evacuación de 320 personas en dos municipios que recibirían el impacto directo de la ruptura de la presa.
Con información de ABC.es.