La noticia de que el gigante asiático abandonará por primera vez su estricta política del hijo único ha dado la vuelta al mundo y generado interrogantes sobre cuál será su impacto en la economía dentro y fuera del país.
El martes 10, las autoridades chinas informaron que, de acuerdo con sus proyecciones, la relajación de la política de hijo único en China supondrá la entrada en el mercado laboral nacional de 30 millones de personas más para 2050.
Los futuros nacimientos mejorarán la media de edad de la fuerza laboral china, rebajarán el porcentaje de ancianos en la población en un 2% y ralentizarán el proceso de envejecimiento de la sociedad, agregó Wang.
Además, la mitad de las mujeres que se espera tengan un segundo hijo tiene unos 40 años.Se estima que el Gobierno adoptará formalmente la medida la próxima primavera.
China sigue siendo el país más poblado del planeta, con 1.376 millones de habitantes. Pero por la caída en los nacimientos, todo indica que perderá ese lugar en muy poco tiempo. Según las proyecciones de la ONU, en 2022 será superada por India, donde hoy viven 1.311 millones de personas, que pasarán a ser 1.411 millones.
El gobierno chino siempre defendió que el restringir a un solo hijo la descendencia de muchas parejas, sobre todo en zonas urbanas, contribuyó al desarrollo del país.
También ayudó a la salida de la pobreza de más de 400 millones de personas durante las últimas tres décadas, pero Beijing también admitía que se aproximaba el momento de ponerle fin.
Entre los efectos secundarios más perjudiciales de la política del hijo único para China, se destaca el rápido envejecimiento de su población, que ha provocado que su pirámide demográfica sea similar a la de los países más desarrollados.