El asesinato de un comensal de 33 años en un restaurante de KFC a mediados de mayo pasado fue uno de los crímenes que más ha impactado a la sociedad de Trinidad y Tobago en lo que va de año: la violencia en el país copa portadas y titulares.
Casi todos los crímenes cometidos están relacionados con el narcotráfico, admiten las autoridades. El fiscal general de la república, Faris Al-Rawi, explicó a RT que su nación está “atrapada entre países productores de droga y países consumidores”.
En el 2016 los niveles de delincuencia se incrementaron más del 2% con respecto al 2015, según datos de la Policía nacional. El 81% de los asesinatos se cometieron con armas de fuego, mayormente provenientes de naciones como Colombia y Venezuela, que viven una situación criminal y política inestable.
“El fenómeno de la criminalidad está alimentado por las guerras de bandas, que a su vez se alimenta por las ganancias que se obtienen de la venta de drogas”, dijo el fiscal general. Alegó la vigilancia fronteriza debilitada durante la administración anterior como una causa del flujo de armas y drogas. En su opinión, “esta es una situación temporal, ya que las fuerzas están trabajando en ello”.
Ha habido un esparcimiento geográfico de crímenes en todo el país, aunque se concentran en tres regiones principales: Laventille, Tunapuna-Piarco y Chiguanas. En la primera de estas localidades la corresponsal de RT, Aliana Nieves, ha descubierto que incluso los niños presencian a menudo los más terribles delitos.
“Asesinatos y asesinatos”, relata uno de ellos. “Hace dos días mataron a una persona allí. Recibió siete disparos en la cabeza y murió. Él era mi primo”.
Y eso sucede a decenas de metros de Puerto España, que proyecta una imagen muy diferente con sus iglesias, escuelas, jardines y sedes diplomáticas.
Con información de RT en español.