Este miércoles el recinto encargado de recibir cada semana al Club Atlético de Madrid celebró su último partido europeo, el juego de vuelta entre el Atlético y el Real Madrid por las semifinales de la Champions League.
El Atlético de Madrid es sin duda un club especial, no por sus títulos sino por sus constantes ahogos de tristeza de sus penas deportivas. Será este 21 de mayo cuando el Atlético juegue su último partido oficial en el Vicente Calderón, y una semana después, cuando finalice un partido de exhibición entre un equipo compuesto por las leyendas del Atlético y otro con algunos de los jugadores más famosos, el estadio cerrará sus puertas al deporte más hermoso del mundo, para siempre.
Se espera que ese terreno que ocupa el recinto, albergue dos rascacielos junto a un parque público con áreas verdes que forman parte de un ambicioso plan de reurbanización. Este cambio del Atlético de Madrid se da, no por un desprecio al pasado, más bien en busca de un futuro más brillante y más audaz.
La nueva casa colchonera se ubicará al este de la capital española, en el Wanda Metropolitano, con capacidad para 67 mil espectadores. El nuevo estadio, diseño de los arquitectos Cruz y Ortiz, ya ha significado, incluso antes del primer juego, la posibilidad de vender más abonos de boletos para toda la temporada de los que se hubieran vendido en el Calderón.
Pero, a pesar de la ilusión por un nuevo comienzo, el adiós es difícil para los acérrimos aficionados. “Mi vida, mis recuerdos, están en el Calderón. Mis mejores días como aficionado y como jugador pasaron en este lugar. Será difícil venir aquí cuando ya no esté”, aseguró en conferencia de prensa Fernando Torres, jugador del Atlético de Madrid.
Pero aunque la nostalgia sea grande, hay que recordar que el Atlético no siempre jugó en el Calderón. Fue en 1966 cuando se mudó para dejar su antigua casa, el original Metropolitano.
A pesar de todo, el mundo del fútbol extrañará al Vicente Calderón que era uno con el Atlético. Tal vez nunca fue un gigante comercial, como el Allianz Arena del Bayern, o un ícono de lujo como el Old Trafford del Manchester United, pero su identidad es ser el perdedor esperado que le da una buena pelea a rivales de mayor peso.
Para mucha gente, un estadio podría ser sólo ladrillos y cemento, pero en una visión más compleja de la vida significa un hogar, significa una personificación de la pasión humana y un lugar que logra unir a millones en un solo sentido: el fútbol.
Los sentimientos no pueden interferir con el progreso, pero siempre habrá el riesgo de que algo se pierda en el camino a nuevas glorias.