¿Eres de esas personas a las que les horroriza la mera idea de tener que ir al dentista?
Por supuesto que no eres el único: es un miedo común que no pasa desapercibido.
Los odontólogos son muy conscientes de ello y están dispuestos a ayudar. Y hay un gran número de estudios explorando las distintas intensidades de este miedo que es tan común y que puede llegar a ser una fobia.
Pero incluso cuando no es tan grave, muchos nos sentimos un poco ansiosos al entrar en el consultorio.
“Yo creo que la razón por la que le tememos de una manera distinta a otras ramas de la medicina es que todavía es muy físico; estamos muy conscientes cuando nos sentamos en esa silla y sentimos esos dedos enguantados entrar en nuestra boca, tocar nuestras mejillas y palpar nuestras encías. Sentimos y escuchamos la fresa, su calor”, le dijo Richard Barnett, autor de “Los ladrones de sonrisas: el fino y sucio arte de la odontología”,
No obstante, extrajimos 11 historias del libro de Barnett para que cuando tengas una cita te puedas sentir afortunado pues a lo que te vas a enfrentar es poco comparado con lo que era antes.
En la tumba
Algunos de los ejemplos de más larga data de la caries dental han sido encontrados en cráneos del antiguo Egipto, y se cree que la causa era el pan duro y los vegetales fibrosos. Y no se han encontrado cepillos de dientes o equipos para el cuidado dental en ninguna de las tumbas.
Dentadura postiza con base de oro y dos dientes inferiores. Copia de la descubierta en una tumba en Etruria, Italia, de circa 700 a.C. / Foto: Welcome Libraries.
Gusanos
Una de las primeras explicaciones para la caries dental fue la idea de que pequeños gusanos o demonios cavaban los dientes. Los sumerios creían que las terminaciones nerviosas eran los pequeños gusanos y trataban de sacarlos halando de ellos.
Una extracción isabelina
Debido a su afamada afición a los postres, en 1578 los dientes de la reina Isabel I estaban negros; en ese entonces, el azúcar era muy preciado.
A pesar del dolor, la reina se negaba a que la trataran así que al obispo John Aylmer no le quedó más remedio que pedirle al cirujano que le sacara una de sus propias muelas para mostrarle a la monarca que la operación fue menos dolorosa que ella temía.
Espectáculos dentales
En la Edad Media, extracciones dentales se realizaban:
- sin anestesia,
- en público y
- por los barberos.
Además, se utilizaba un instrumento terrible llamado “el pelícano dental”, y más tarde una “llave dental”, parecido a los fórceps para extraer los dientes.
¡Abre la boca! Una ilustración de un pelícano dental, del libro “Las obras de Ambroise Pare”, 1585. Pare era un cirujano-barbero y se le considera el padre de la cirugía moderna. / Foto: Welcome Library.
¿Buches de qué?
El médico francés Pierre Fauchard, que practicó a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, se le acredita como el padre de la odontología.
Es alabado por sus explicaciones científicas de la anatomía oral básica y procedimientos dentales pioneros como la eliminación de la caries y el trasplante de dientes.
Pero también recomendaba enjuagarse la boca generosamente con orina… la de uno mismo.
Donde fueres haz lo que vieres
Andrómaco -el médico del emperador romano Nerón ( 37 a 68 d.C.)- utilizaba triaca para el dolor de muela así como todo tipo de enfermedades, pues decía que así no las curara, indudablemente hacía que la gente se sintiera mejor… lo cual probablemente era cierto pues su ingrediente principal era el opio.
Retrato de Santa Apolonia, patrona de la odontología. Óleo de un seguidor de Francisco de Zurbarán. / Foto: Welcome Library.
Propaganda periodontal
¿Sabías que cepillarse los dientes era un acto político?
Durante la Guerra Fría, la propaganda oficial de Estados Unidos decía que la buena salud dental era la manera ideal de demostrar la superioridad sobre los bolcheviques.
Entre tanto, en la Unión Soviética, le decían a los ciudadanos que se cepillaran los dientes por la madre patria.
El estado de los dientes de Estados Unidos
El estadounidense promedio gasta 38,5 días en total cepillándose los dientes durante toda la vida pero, sorprendentemente, la obsesión estadounidense con la salud dental no comenzó hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
Fueron los soldados de la Segunda Guerra Mundial los que trajeron las sonrisas perfectas a EE.UU. Aquí un grupo de ellos con el escritor Ernest Hemingway cuando trabajaba como corresponsal de guerra. / Foto: Getty Images.
Los soldados estadounidenses que habían sido enviados al exterior, trajeron consigo el concepto de mantener los dientes limpios.
Las dentaduras de los muertos
En la década de 1800, a los vivos les ponían dientes postizos recuperados de cadáveres.
A 50.000 cadáveres les sacaron los dientes después de la batalla de Waterloo, y no era secreto: a esas dentaduras se les llamaba “los dientes de Waterloo”.
La moda de los colmillos
En Japón hay mujeres que acuden a sus dentistas para que les deforme los dientes.
La moda se llama yaeba y consiste en desalinear, afilar y alargar los dientes, pues -en su opinión- así sus sonrisas se ven más tiernas e inocentes, y las hace parecer más jóvenes.
El colmillo puntudo es típico de yaeba, así como los dientes desalineados. / Foto: Getty Images.
Interesantes ingredientes
La pasta de dientes más antigua de la que tenemos conocimiento fue desarrollada por los egipcios en 3000-5000 a.C.
Los ingredientes eran mirra, piedra pómez, cenizas de las pezuñas de los bueyes y las cáscaras de huevo.
En la antigua Grecia y Roma usaban huesos y conchas de ostras triturados.
Siglos después, en los 1600, la pasta dental que se usaba en Inglaterra seguía incluyendo sustancias abrasivas que hoy nos aterrarían, tales como polvo de ladrillo, porcelana y loza triturada y cáscaras de moluscos.
A William Addis se le acredita por haber hecho el primer cepillo de dientes en 1780, usando huesos de vacas y pelo de jabalí.
El primer cepillo de dientes comercial fue desarrollado en la década de 1930 en Estados Unidos.
Con información de BBC Mundo.