Esta semana, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires detuvo a una persona en un operativo de rutina y descubrió que portaba cinco dosis de Flakka, una droga hasta el momento desconocida en Argentina.
Los oficiales detuvieron un auto que “circulaba sin luces y realizaba maniobras sospechosas”. El conductor era un ciudadano chino de 28 años que no tenía documentos. Las autoridades requisaron el vehículo y descubrieron que transportaba esa sustancia ilegal.
¿Qué es?
La Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) explicó que se trata de una sustancia disociativa, que produce grandes alteraciones en la personalidad, así como también excitación, delirio, alucinaciones y paranoia. Técnicamente, la alfa-pirrolidinovalerofenona o alfa-PVP “pertenece al grupo de las catinonas sintéticas”.
Desde la Sedronar apuntaron que “provoca sentimientos de euforia” y aumenta el estado de alerta, así como la excitación sexual y la sensación de “tener más energía, creatividad y productividad”. No obstante, la euforia “desaparece al poco tiempo, por lo que muchos consumidores sienten la necesidad de consumir de nuevo”. Asimismo, esos especialistas advirtieron que “al igual que otros estimulantes similares, puede provocar tolerancia y dependencia”.
El doctor Carlos Damín, jefe de un servicio hospitalario de toxicología y presidente de Fundartox —una fundación que trata de prevenir adicciones—, recordó que la Flakka “no es nueva”, pero en Argentina no se comercializaba “como tal”, sino que aparecía “en algunos pacientes” que habían comprado éxtasis “adulterado con esta sustancia” ‘caníbal’ que“produce mucha agresividad”, aunque “como toda droga, no actúa igual en todas las personas”.
Hace cuatro años se detectó por primera vez en Asia y Europa, donde se llegaron a registrar muertes por su elevada toxicidad. Hasta el momento, en América se consumía en Colombia y en Estados Unidos, cuya Agencia Antidrogas (DEA) estima que 132 personas murieron en Florida por casos relacionados al consumo de Flakka en 2013.
El eje está en el consumo
Un técnico de abordaje territorial de la Sedronar subrayó a RT que, en Europa, “cada año” se incorporan al mercado de consumo de drogas ilegales “alrededor de 100 sustancias nuevas” como consecuencia del “uso de nuevas tecnologías”, un proceso vigente “en los últimos 20 años”.
Ese especialista, que prefirió preservar su identidad, analizó que existe una intención de personalizar esas sustancias “hasta niveles ridículos” porque ese mercado “no es inmune a las formas nuevas de hiperconsumo en el capitalismo tardío”.
La aparición de esta nueva droga en la capital de ese país latinoamericano “es una señal” de que el turismo que llega a Argentina trae “sus propias sustancias de consumo”; no obstante, “el inconveniente” es centrar la noticia en la propia Flakka en lugar de “discutir las lógicas de consumo”, fruto del “morbo alrededor de las nuevas sustancias”, apuntó el especialista.
Como ejemplo, detalló que “en nuestros barrios hace más de 20 años está instalado el ‘paco’ y uno podría contar situaciones con esa sustancia que son tremendamente graves y llenarían páginas y páginas”, pero eso “no llama la atención porque pasa sobre poblaciones que viven en extrema carencia y un riesgo social importante”.
En su opinión, la mirada “debería centrarse en las lógicas de consumo” y en “cambiar el eje” para “poner el foco en las drogas ilegales” y pensar “en todas las sustancias que se consumen de manera regular y presentan un riesgo gravísimo para la salud“, como “el alcohol y los medicamentos llamados benzodiazepinas (clonazepam)”.
Fuente: RT EN ESPAÑOL