Francisco Cox, abogado chileno y miembro del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la CIDH, dijo que las autoridades mexicanas tenían en sus expedientes cuatro versiones distintas del paradero de los estudiantes y su destino.
Por ello, explicó, se decidió visitar el basurero y contratar al experto independiente José Torero, un investigador de la Universidad de Queensland y perito en incendios.
En conferencia de prensa, Cox aseguró que las investigaciones de Torero concluyeron que la versión de la Procuraduría General de República de que los normalistas fueron quemados en el vertedero municipal de Cocula, Guerrero, quedó descartada.
“Para incinerar a 43 cuerpos se hubieran requerido 13 mil kilogramos de neumáticos y 30 mil kilogramos de madera y el fuego debería durar 60 horas”, aseguró el GIEI.
En opinión del grupo, la columna de humo por esa incineración habría sido visible para los habitantes de Cocula. Si los cuerpos de los 43 jóvenes se hubiesen quemado en el lugar, se hubiera causado un incendio forestal, señaló Cox.
Agregó que sus investigaciones y los experimentos del perito concluyeron que la radiación emitida por la incineración de 43 cuerpos habría quemado la piel de quienes presuntamente los quemaron.
Tras seis meses de investigaciones las conclusiones del grupo apuntan que aunque no tienen datos precisos para saber dónde quedaron los estudiantes desaparecidos, sí hallaron elementos para cuestionar las tesis oficiales y sugiere una nueva: que el ataque pudo ser porque los jóvenes interfirieron, sin saberlo, con el traslado de un cargamento de drogas que habría ido en uno de los autobuses que ellos ?tomaron? ese día para transportarse.