En algunas naciones europeas, las leyes de trabajo y las políticas que protegen a los trabajadores son muy benévolas. Son tratados como la verdadera fuerza laboral, de la que depende en gran medida el desarrollo de una nación. Y aunque, como sucede en todo el mundo, aunque los beneficios tardaron más en llegar para las mujeres, ahora cuentan con más razones para ir con ganas a trabajar.
Italia quiere sumarse a la vanguardia de los derechos laborales para las mujeres: El Parlamento está discutiendo presentar una propuesta de ley con la que las compañías del país se verían obligadas a otorgar tres días de “ausencias pagadas” a las mujeres que estén reglando y que experimenten incomodidades o dolores fuertes (cólicos), la “ausencia menstrual”.
Durante los últimos días, la cámara baja del Parlamento empezó las discusiones del proyecto de ley que obligaría y si se aprueba, sería el primer país occidental en lograrlo de manera oficial, aunque hay varias empresas que otorgan esos permisos, otras lo hacen pero descontando de las quincenas los días que no pudieron levantarse a trabajar, ninguna ley los obliga a hacerlo y sin descontar un solo peso.
De acuerdo a The Independent, la ley ha recibido buenas críticas, ya que significa un “paso positivo” para ayudar y beneficiar a las mujeres que inevitablemente sufren de cólicos u otros malestares relacionados directamente con la menstruación como dolores de cabeza e incluso dolores musculares.
Los medios que han seguido de cerca la propuesta la describen como una misiva que se encamina hacia el progreso y la “sustentabilidad social”. Sin embargo, por otro lado muchas mujeres tienen sus dudas respecto a la ley, pues consideran que eso provocaría que sean “penalizadas” en un país donde todavía tienen problemas para formar parte de la fuerza laboral.
El medio inglés explica que si a las mujeres les otorgan días extra de ausencias pagadas, los empleadores comenzarían a orientarse a contratar a más hombres que mujeres, cosa que ya hacen en la actualidad. Esta premisa se hace más efectiva e incrementa las dudas si se toma en cuenta que las mujeres italianas “se topan con complicaciones en el mercado laboral mucho más que las mujeres de otras naciones en desarrollo”.
Hay que recordar que, dentro de los países europeos, Italia cuenta con una de las tasas de participación femenina en la fuerza laboral más bajas: sólo el 61 por ciento de las mujeres trabajan actualmente.
De ahí la importancia de la aprobación o del rechazo de la ley, pues podría significar el primero de muchos pasos para proteger, cuidar y beneficiar a las mujeres que trabajan o que quieren empezar a buscar un empleo.
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