Uno tiene 14 años. Otros 22 también son menores de edad. Son futbolistas que sueñan con un futuro en el deporte más popular del planeta, pero que se encuentran con una realidad que los hace vivir una pesadilla.
El club Champasak United, basado en la ciudad de Pakse en el sur de Laos, niega haber cometido algún delito o violado el reglamento de la FIFA que prohíbe claramente el traspaso de jugadores menores de 18 años a clubes en el extranjero.
Fuentes a las que consultó la BBC creen que la intención de los directivos del Champasak United es obtener ganancias vendiendo a los jugadores en el futuro.
Kessekky Kamara, de 14 años y quien anotó un gol para el club, dijo que había sido forzado a firmar un contrato de seis años antes de poder jugar con el primer equipo del club.
El acuerdo estipulaba un salario y hospedaje, pero Kamara aseguró que nunca recibió ningún pago y que tuvo que dormir en el suelo del estadio del club junto con sus otros compañeros de equipo.
La ONG, Culture Foot Solidaire, estima que unos 15.000 futbolistas adolescentes son movilizados desde África Occidental cada año, mucho de ellos ilegalmente.
Fifpro instó a la FIFA a tomar acciones legales contra la federación de Laos debido a su incapacidad para regular a Champasak.