“Cuando tienes una música con un ritmo energético se detona un elemento emocional que te hace sentir mejor. Puede ser un estímulo de endorfinas”, dijo el profesor Bartelt.
También se produce un efecto neurológico por el ritmo. “La pregunta es que si esta estimulación hace que uno se mueva más fácil, logre zancadas más largas o si los músculos se muevan más intensamente”, dijo al periódico canadiense The Globe and Mail.
Para el preparador físico Juan Francisco Marco, profesor del centro de ciencia deportiva, entrenamiento y fitness Alto Rendimiento, en España, la música es positiva porque “permite aumentar el nivel de entrenamiento, reduce el índice de esfuerzo percibido, favorece al metabolismo y sirve como elemento motivador”.
Sin embargo, advierte, hay factores que hay que tener en cuenta para que estos beneficios no se transformen en desventajas, como la fatiga, pues como la música permite incrementar el volumen del ejercicio que se está realizando, muchas veces uno no tiene una percepción constante del nivel de esfuerzo al que se está sometiendo el cuerpo.