En cada año, miles reciben un diagnóstico que cambiará sus vidas para siempre. O por lo menos así lo piensan al momento de conocer la noticia que provoca incertidumbre, estupefacción, zozobra y miedo. Preocupaciones que incluyen desde lo físico hasta los psicológicos. Deterioro de la imagen corporal y los trastornos mentales es más factible.
Las probabilidades de padecerlo suben a medida que la mujer envejece. El riesgo es especialmente alto en mayores de 60. La mamografía continúa siendo la herramienta más efectiva a la hora de detectar la enfermedad en sus estadios iniciales. Se recomienda realizarse una de base a los 35 años –en el caso de no presentar síntomas ni tener antecedentes- y una anual a partir de los 40.
La palabra cáncer para muchos ya supone un panorama sentenciador, del que prácticamente no se puede escapar. Cuando a un paciente se le notifica la enfermedad, las dudas sobre el futuro oscurecen los pensamientos, considerando incluso hasta los más mínimos aspectos.
En este sentido, el paradigma terapéutico abarca diferentes aspectos para tratar la enfermedad de una manera integral, entendiendo que no solo tiene efectos físicos, sino que también afecta al autoestima de las pacientes, sus relaciones sociales y laborales, y, principalmente, a la propia imagen corporal.
Esta intervención quirúrgica permite reparar los efectos indeseados de la mastectomía, y sirve de contención para las pacientes sometidas a este procedimiento. Con múltiples técnicas implementadas por especialistas acordemente preparados es posible reconstruir por completo una mama y borrar las secuelas.
La mastectomía consiste en la extirpación completa de la glándula mamaria como parte del tratamiento del cáncer de mama. Puede realizarse con fines curativos o con la meta de prevenir la aparición de la enfermedad en aquellas mujeres que, según sus antecedentes familiares y en los casos menos frecuentes de cáncer hereditario, tienen un alto riesgo de padecerla.
El proceso terapéutico requiere además un acompañamiento psicológico. / Foto: Istock.
Por las alteraciones de la imagen corporal que conlleva el tratamiento, también es fundamental el acompañamiento psico-oncológico de las pacientes: “La mastectomía es una experiencia traumática para la mujer. Un grupo importante de pacientes sufre sentimientos de mutilación, pérdida de la sensación de feminidad, disminución de la autoestima, depresión, miedo a la recurrencia y abandono”, dijo Diana Bequelman, psico-oncóloga del Instituto de Oncología Angel H. Roffo de Argentina.
“La cirugía reconstructiva se considera el proceso de restitución de la imagen corporal y del bienestar psicológico de las estas mujeres. Es una parte fundamental en el tratamiento del cáncer de mama”, agregó la especialista.
Casos en primera persona
La periodista y conductora de televisión argentina Marisa Andino tuvo que pasar por un proceso similar. “Me hicieron una adenomastectomía (mastectomía en la cual se preservan la aréola y el pezón) con la reconstrucción inmediata de la mama mediante la colocación de un implante anatómico. La recuperación posoperatoria fue rápida y satisfactoria, con el agregado de un excelente resultado estético. Gracias a ello, en ningún momento sentí menoscabada mi condición femenina o mi sexualidad”.
“A partir de esta experiencia, modifiqué mis conductas, empecé a quererme mucho más y comencé a valorar lo importante de la vida. El cáncer diagnosticado a tiempo se cura y la intervención de médicos idóneos hace que ese trance sea eficiente y mucho más llevadero”, concluyó Marisa, instando a las mujeres para que no dejen de realizar los controles mamarios anuales.
La periodista padeció la dura enfermedad en 2012. / Foto: Web.
“Tener la posibilidad de reconstruir las mamas me ayudó a tomar la decisión de someterme a la mastectomía. Si no, creo que no lo hubiese hecho. Si bien los especialistas me advirtieron que probablemente no iba a poder amamantar luego de la cirugía, mi prioridad era ser una mamá sana, poder transitar ese momento de manera plena”, afirmó Carolina Falcone, quien fue diagnosticada de cáncer de mama a los 31 años, cuando volvió de su Luna de Miel.
Carolina realizó la reconstrucción mamaria de forma inmediata, es decir, en la misma operación: “La mastectomía es una mutilación, y para mí, no realizar la reconstrucción era como llevar un cartel que diga ‘tuve cáncer’, de sentir todos los días la enfermedad. En pareja, es difícil verse y que te vean así; la reinserción laboral es más dura cuando la gente te ve y te pregunta. La cirugía reparadora me dio la posibilidad de recordar la enfermedad de otro modo”, contó.
Con información de Infobae.