La guerra interna entre facciones radicales islamistas de Medio Oriente está en su punto más caliente. Jaish al-Islam (Estandarte o Brigada del Islam), una facción aliada a Al Qaeda que opera en las cercanías de Damasco, asesinó a un grupo de terroristas del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) realizando al mismo tiempo un video que funciona como imagen “en negativo” con respecto a los que realiza el califato: los verdugos se visten de naranja para ejecutar a los prisioneros de estricto negro.
El material es tan sanguinario como cualquiera que produzca ISIS. No se trata de una justicia diferente a la que aplican los seguidores de Al Baghdadi, sino de un simple cambio de roles. Los motivos que esgrimen para llevar a cabo su castigo marcan que lo que reclaman es una mayor radicalización.
“Ellos apoyaron al enemigo chiíta y a los nusairís, agudizando el sufrimiento de los musulmanes y corrompiendo su religión y su calidad de vida, matando a los líderes yihadistas que dieron lo mejor por nuestra golpeada nación”, dice el hombre que explica las razones de la ejecución.
Se refiere al asesinato de 12 milicianos ejecutados por ISIS, hecho comunicado mediante un video en el que además se nombraba específicamente a Zahran Alush, líder de este grupo: “Aquí están tus soldados, que fueron seducidos por tus mentiras, tus susurros y tus guiños”, le habían dicho en aquella ocasión.
Jaish al-Islam se queja por la supuesta falta de efectividad de ISIS contra Irak e Irán: “Ellos querían apoderarse de la medialuna chiita, pero dejaron las áreas chiitas y nusairís intactas. Dejaron Kerdaha y Teherán intactas y en lugar de eso atacaron a nuestras mezquitas”.
También se refiere a los seguidores de ISIS como “disidentes khawarij” (los revoltosos, los que se fueron), término que hace referencia al primer grupo de seguidores de Mahoma que se abrió de la autoridad de su sobrino heredero Alí Ibn Abi Talib. Esto sucedió antes de la división entre sunitas y chiitas.
La idea parece ser definir a ISIS como un grupo de rebeldes que no son ni sunitas ni chiitas, sino simples “khawarij”. Por eso el presentador dice, justo antes de presentar las ejecuciones, que después de varios intentos de convencerlos han tenido que desenvainar “la espada de Alí”.
El material original tiene casi 20 minutos de duración y se explaya en recorrer los testimonios/confesiones de cada uno de los ejecutados -siempre siguiendo el modelo análogo al de ISIS-, junto a sus crímenes y una serie de consideraciones político-religiosas que marcan las diferencias y el odio que separa a una facción de la otra. Sin embargo, algo los une: ambas son igual de sanguinarias.