Con un año nuevo, llegan también todos esos típicos propósitos que nos planteamos y que, en muchas ocasiones, acabamos abandonando cuando pasan tan solo unas semanas. Posiblemente, si echamos la vista atrás y recuperamos esa lista de propósitos que teníamos para 2016, veremos que más de la mitad los dejamos por el camino; habrá quien se lo tome mucho más en serio, quien haya conseguido cumplirlos prácticamente todos. Pero, por regla general, esos propósitos de Año nuevo no nos duran más allá de enero.
Están los propósitos que siempre aparecen, en cualquier lista de propósitos, como sondejar de fumar, comer más sano y, por supuesto, empezar a practicar cualquier tipo de deporte. Es decir, todos aquellos propósitos que están relacionados con llevar una vida mucho más sana y saludable.
Son propósitos sanos y, sobre todo, factibles. Pero, pese a lo que nos puedan llegar a sugerir, el comenzar a hacer deporte es muy complicado. Sobre todo si llevamos un largo periodo de inactividad, porque nuestro cuerpo no estará acostumbrado a hacer ninguna actividad física, y los deportes, por regla general, son muy exigentes. No obstante, no os preocupéis, porque os vamos a dar una serie de consejos que harán que vuestros propósitos de Año Nuevo con respecto al ejercicio físico sean coser y cantar.
1. Fijar objetivos reales
Lo primero que debéis tener en cuenta es que los objetivos que os fijéis deben ser lo más reales posibles. Es decir: no intentéis obtener cambios rápidos. No os saldrán abdominales en una semana, no perderéis cinco kilos de grasa en un mes, y no bajaréis dos tallas en tres días. Los cambios físicos reales requieren tiempo, así que armaos de paciencia.
Si buscáis una recompensa rápida, probablemente acabéis abandonando al ver que no la obtenéis, y será justo ahí cuando ya nunca vayáis a obtener la recompensa que tanto ansiabais. Los deportes funcionan, sí, y os ayudarán a llegar a la condición física que tanto deseáis, siempre y cuando vuestras metas sean reales, claro. Porque ese es otro punto a tener en cuenta: debéis aceptar vuestro cuerpo antes de empezar cualquier proceso de cambio. Debéis conocer todos vuestros puntos débiles, así como vuestros puntos fuertes; puede que lo que vosotros queráis sea tener un abdomen completamente plano, pero por constitución acumuléis grasa en esa zona. No os empeñéis, entonces, en alcanzar objetivos irreales.
Cada cuerpo es un mundo, y vosotros debéis aprender a conocer y a amar el vuestro. Es fundamental que lo hagáis, porque solo así seréis capaces de respetarlo, comprenderlo y, por tanto, cuidarlo. Al practicar distintos deportes, lo que estaréis haciendo será cuidar vuestro cuerpo, y no hay mejor manera de cuidar un cuerpo que desde el respeto.
2. Comenzad a llevar una dieta saludable
Una vez que hayáis fijado unos objetivos reales (un profesional os pu
ede ayudar a hacerlo), el siguiente paso que debéis dar es ver qué dieta se ajusta mejor a esos objetivos. Cuando hablamos de dieta, no nos estamos refiriendo a ningún tipo de dieta restrictiva, tan típicas de Año Nuevo, sino a una dieta que podáis mantener a lo largo del tiempo. Es decir, una dieta variada donde tengan cabida tanto los alimentos dulces que tanto nos suelen gustar a los humanos (en menores cantidades) como la proteína, los hidratos de carbono, la fibra y todos los micronutrientes.
Si no tenéis mucha idea de nutrición, lo mejor que podéis hacer es acudir a un profesional. No obstante, no es necesario en todos los casos, puesto que siempre podéis informaros por vuestra cuenta, cuidando mucho las fuentes de las que bebéis.
3. No es necesario apuntarse al gimnasio
Sí, muchos de vuestros amigos o familiares estarán apuntados a un gimnasio, pero no es necesario que lo hagáis. Si bien es cierto que al ser socio de un gimnasio, al tener la “obligación” de ir allí para hacer deporte, crearéis una rutina que os facilitará mucho la labor, no es estrictamente necesario que acudáis a un gimnasio para poneros en forma. Depende mucho de las posibilidades económicas que tengáis; eso sí, si podéis apuntaros, siempre es recomendable hacerlo. En primer lugar por lo que acabamos de mencionar: al estar apuntados a un gimnasio, y tener un sitio establecido donde hacer deporte, comenzaréis a crear una especie de rutina mucho más fija que la que podríais tener haciendo ejercicio en casa. Por ejemplo, podéis ir todos los días de lunes a viernes a una hora establecida; seguramente las primeras semanas os cueste, pero las siguientes os lo pedirá el cuerpo.
4. Probad distintos deportes, descubrid el vuestro
Hay una gran cantidad de deportes diferentes que podéis probar. Puede que el spinning, o el ciclismo, no sea lo vuestro, y seáis más de correr. O quizás os apasiona el pilates, pero el yoga os aburre. Para averiguarlo tendréis que ir probando hasta descubrir cuál es el deporte que más se ajusta a vuestras necesidades.
Tened muy en cuenta las pesas, puesto que es uno de los deportes más completos. Hay una gran cantidad de mitos con respecto al levantamiento de pesas, pero no os preocupéis, porque no son más que mitos. Lo mejor sería que combinarais cualquier ejercicio cardiovascular con las pesas, para así perder grasa a la vez que vais ganando no solo músculo, sino también calidad muscular. Si vais a hacer pesas sí que es importante quepreguntéis a un profesional que os aconseje la mejor rutina para vuestro cuerpo, y que os enseñe cómo hacer los diferentes ejercicios. En el gimnasio encontraréis monitores que podrían estar especializados en eso.
5. La rutina es fundamental
Como hemos señalado en el punto tres, uno de los beneficios de apuntarse a un gimnasio es que se crea una rutina; y la rutina es algo fundamental a la hora de practicar ejercicio. Vayáis o no al gimnasio, tenéis que fijar unos días y unas horas para hacer deporte, y cumplirlos. Lo mejor es que, cada domingo, os sentéis frente a la agenda y planifiquéis la semana siguiente, para así no encontrar ninguna sorpresa.
Al comenzar a hacer deporte, lo mejor que podéis hacer es marcar solo tres o cuatro días a la semana, y más o menos una hora o así cada día. El tiempo depende mucho de lo que hagáis: por ejemplo, una clase de pilates suele durar una hora, mientras que si hacéis entrenamiento con pesas puede que solo necesitéis cincuenta minutos para terminar.
Pero al igual que es importante que os marquéis los días de entrenamiento y no os los saltéis, también es muy importante que no os saltéis los días de descanso. En esos días, el cuerpo aprovecha para recuperarse y ganar fuerzas para los siguientes entrenamientos, así que son casi tan importantes como cualquier entrenamiento activo.
Si seguís estos pasos, seguramente no encontréis ningún problema, y seáis capaces de cumplir todos esos objetivos de Año Nuevo que os hayáis propuesto. No os presionéis demasiado al principio, e id paso paso. ¡Así conseguiréis todo!
Fuente: Bekia