Sobre este punto, la Dra. Aida Galeano, punto focal de Calidad del Aire de la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA) expuso en el marco de un taller realizado el viernes, en la sede del Ministerio de Salud, que la combustión del carbón y la leña liberan diferentes tipos de sustancias químicas peligrosas, como el azufre, mercurio y el material particulado 2.5 que afecta directamente al pulmón y al sistema circulatorio.
La actividad contó con la presencia de la Viceministra de Salud Pública, Dra. Teresa Barán y expertos en el ámbito de calidad del aire.
Galeano puntualizó que entre las consecuencias que acarrea esta combustión, figuran las enfermedades cardiovasculares (accidentes cerebro vascular, isquemias e infartos agudos del miocardio); le siguen las afecciones respiratorias agudas y las obstructivas crónicas, entre otras patologías.
“En las embarazadas puede contribuir al retardo en el crecimiento intrauterino y causar un parto prematuro y retraso en el desarrollo posterior del niño”, resaltó.
Estudios revelan que un niño que estuvo en contacto con el humo en forma precoz tiene disminución en el desarrollo intelectual y de padecer de cataratas a edades tempranas.
Se estima que el 60% de la población rural emplea carbón o leña para cocinar y un 15% de la población urbana.
La cartera sanitaria recomienda para el efecto, reemplazar el uso de leña y carbón dentro de los hogares por las cocinas eléctricas o a gas.