Una foto, del tipo que sea, permite recordar mejor una experiencia, sostienen investigadores de la Asociación Estadounidense de Psicología. No es cierto, dicen, que tomarse una selfie equivale a distraerse del contexto y olvidar el mundo que nos rodea o que sacar una foto en un museo distraiga al observador de la obra artística que tiene frente a sí. Ya sea durante un concierto de los Rolling Stones, en un safari en Africa o frente a la Gioconda de Leonardo Da Vinci, tomar fotos permite recordar e incluso engrandecer nuestras experiencias, de acuerdo a las investigaciones.
“Quien toma la foto aprecia y recuerda mucho más que quien no lo hace”, sintetizaron los científicos de la Universidad del Sur de California, de Yale y de Pennsylvania, quienes condujeron el curioso estudio conjunto que, por primera vez, indaga sobre cómo los “disparos” fotográficos influencian de manera positiva las experiencias de las personas. “Sacar fotos, de cualquier tipo, aumenta notablemente las experiencias positivas del viaje”, precisaron los autores.
En la investigación, publicada en el Journal of Personality and Social Psychology, los científicos realizaron nueve experimentos sobre unas 2 mil personas. Indagaron sobre las percepciones, sentimientos, sensaciones y memoria de quienes tomaban las fotos y quienes no durante distintas actividades: tomar un colectivo, comer en un restaurante o realizar una visita guiada a un museo.
En este último caso, los investigadores estudiaron el movimiento de los ojos de las personas frente a algunas pinturas. Los fotógrafos observaban con mayor atención y demostraron poseer niveles más elevados de satisfacción, además de mejor recuerdo de la experiencia. “Mientras, generalmente, se piensa que tomar fotos o selfies puede distraer la atención de las actividades placenteras o importantes que requieren concentración, en nuestro relevamiento quien tomaba las fotos demostraba siempre niveles más altos de compromiso en las actividades e incluso demostró tener mejor memoria de ellas, respecto de quien se dedica a la visita pero sin tomar fotografías”, concluyeron los expertos.
El texto del estudio finaliza con algunos consejos. En primer lugar, para que una persona obtenga efectos benéficos de una experiencia, jamás debe ser un sujeto pasivo: hay que sacar fotos.
Respecto a los servicios fotográficos a pedido, que suelen prolongarse durante mucho tiempo, son desaconsejados, ya que “se requiere una participación activa durante la experiencia fotográfica”. Por último, recomiendan llevar una buena cámara. Las de bolsillo o los smartphone suelen ser útiles pero, subrayan, “la pérdida de recuerdos y atención es directamente proporcional a la complejidad del dispositivo”.
Fuente: ANSA