El Consejo Superior Universitario (CSU) había postergado por dos meses el tratamiento de un nuevo estatuto. “En el CSU están prácticamente todos los que manejan la universidad y a quienes les favorece el actual estatuto”, entiende Guillén.
El nuevo estatuto prevé cambios en el funcionamiento administrativo de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Las modificaciones pretenden evitar que los decanos puedan estar por más de dos periodos al frente de una casa de estudios, igualmente propone que los cargos de dirección sean ocupados por personas que cuenten con títulos de nivel terciario y que estos deban pasar por un llamado a concurso de oposición, además de otros puntos.
De acuerdo con la estudiante, el nuevo estatuto contempla la democracia, la participación y la transparencia.
“Hay mecanismos de control, los decanos y el rector pierden los superpoderes que tienen con este estatuto. Se controlan más los cargos de confianza, se hace una mejor selección de los que formaran parte de las facultades (funcionarios y docentes). También está el tema del gobierno, que es lo que les preocupa a ellos, ya que el nuevo estatuto propone la equidad entre docentes y estudiantes dentro del Consejo Directivo, el Consejo superior y la Asamblea Universitaria” – Liz Guillén Peña, dirigente estudiantil.
“Actualmente los docentes tienen mayoría propia, entonces ni siquiera tienen que sentarse a hablar con los estudiantes para tomar decisiones dentro de la universidad”, agregó Guillén con respecto a lo que representa el nuevo estatuto.
“Queremos que la elección de los cargos de confianza no sea tan a la ligera, que deban cumplir ciertos requisitos”, comunicó la estudiante.
La organización estudiantil #UNAnotecalles, emplazó al CSU a que cambien de postura antes del 12 de agosto, y que decidan tratar el cambio del estatuto.
Las 12 facultades de la UNA están agremiadas a la organización y deberán definir si retomar o no las movilizaciones.