“Estoy muy contento por lo que dijo el presidente”, manifestó Gross, cuyo estado de salud estaba visiblemente deteriorado. El ex prisionero contó que siguió el discurso de Obama, en el que anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y su intención de moderar el embargo económico, acompañado del secretario de Estado, John Kerry.
“Apoyo las cosas que están planteando”, indicó en la breve rueda de prensa. “De ninguna manera el pueblo de Cuba es responsable de lo que sufrí. La mayoría de los cubanos son corteses, generosos y talentosos. Me duele verlos ser tratados tan cruelmente como consecuencia de las políticas de un gobierno”, consideró.
Pese a sus problemas de salud, Gross se mostró de buen humor durante la conferencia e incluso bromeó sobre el mal estado de sus dientes. Pidió, además, a la prensa respetar su privacidad mientras se recupera y comparte tiempo con su familia, después de cinco años de no verla.
Obama anunció hoy una moderación casi total del bloqueo comercial que pesa sobre Cuba desde enero de 1961 e hizo un mea culpa porque, según señaló, “las décadas de aislamiento de Cuba por parte de los EEUU no han conseguido el perdurable objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática”.
“No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener un resultado diferente”, manifestó Obama desde la Casa Blanca, luego de que se conociera el intercambio de prisioneros entre ambos países. “Empujar a Cuba al abismo no beneficia a Estados Unidos ni al pueblo cubano”, agregó el mandatario.
Por su parte, Castro destacó la decisión de reanudar las relaciones diplomáticas. “Pedimos al gobierno de Estados Unidos adoptar medidas mutuas para mejorar el clima bilateral y avanzar hacia la normalización de los vínculos entre nuestros países, basados en los principios del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas”, añadió.
Los lazos entre ambos países estaban rotos desde 1961. Después de más de medio siglo sin comunicaciones oficiales entre Estados Unidos y Cuba, los dos mandatarios mantuvieron una conversación telefónica de 45 minutos este martes, en la que cerraron el diálogo iniciado con la intervención del papa Francisco y Canadá.