El hombre ató el diente del niño a una larga cuerda unida a un helicóptero bimotor de casi 1.000 caballos, y se metió en nave para observar el ‘espectáculo’. Bastó con un ligero movimiento del helicóptero para que la pieza dental se soltara. Parece que el niño se enteró de lo ocurrido solo cuando le mostraron su propio diente. Pese a que todo fue como la seda, este no es el método más seguro para efectuar operaciones de este tipo, ni tampoco parece ser el más original, ya que otros niños se han ‘librado’ ya de dientes con la ayuda de los drones y flechas.
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