Actualmente hay cuatro jugadores argentinos en el circuito profesional de golf de Estados Unidos (PGA Tour): Fabián Gómez, Tano Goya, Emiliano Grillo y Augusto Núñez. Pero hubo nombres que brillaron en el pasado que abrieron camino a la actual camada.
Sin duda, uno de ellos es el de Ángel Cabrera (Córdoba, 1969).
En 2007, hace 15 años, alcanzó la gloria al ganar el Open de Estados Unidos y solo dos años después, en 2009, se erigió en el primer latinoamericano que ha logrado enfundarse la chaqueta verde en el Masters de Augusta.
Ganador de dos “Majors” del circuito profesional, ahora, aquel chico humilde que llegó a la elite del golf afronta sus horas más bajas: encarcelado desde 2021 por un caso de violencia de género, esta semana ha sumado su segunda condena por idéntico motivo, lo que ampliará su estancia en prisión.
Dos años y cuatro meses es el tiempo de prisión efectiva que el ‘Pato’ Cabrera deberá afrontar por el cargo de “lesiones leves” contra una de sus exparejas, según dictaminó esta semana la Cámara 8 del Crimen de Córdoba (centro de Argentina).
“Muchos dicen que la cárcel es mala, pero no es así; a mí la cárcel me hizo bien”, dijo el detenido tras reconocer los hechos y antes de escuchar la sentencia impuesta por el juez.
Pese a esta frase, el exgolfista cordobés es reincidente.
Desde mediados de 2021, está encarcelado en la prisión de Bouwer, situada al sur de la ciudad de Córdoba, por una sentencia por “lesiones agravadas y hurto simple” cometidos sobre otra expareja, que debería cumplir en 2023 y a ella se sumaría la recibida esta semana.
Su “coach” Charlie Epps reconocía, en una entrevista concedida en Estados Unidos el año pasado, que Cabrera estaba “avergonzado” y que había sido “una experiencia horrible”.
Pero, previo a eso, el Pato había eludido sus responsabilidades ante la Justicia y, pese a que tenía restricciones para viajar al exterior, acudió sin permiso a un torneo de golf en Estados Unidos, por lo que la Interpol emitió una orden internacional.
Finalmente en enero de 2021 fue detenido en Brasil, donde pasó por una cárcel local, y, en julio de ese año, fue extraditado a Argentina.
“Nunca tuvo ninguna disciplina, y aprendió mucho. Malos hábitos. Era un estafador, un chico de la calle y empezó a beber demasiado pronto. Uno de sus enemigos es el alcohol. No escucharía a nadie”, reveló Epps.
Junto al consumo de alcohol, algo que, según su ‘coach’, nunca pudo abandonar y sólo lo redujo para ganar sus ‘grandes’, su mal carácter es una de las características que más ha destacado su entorno cercano en diversas ocasiones.
El Pato Cabrera debutó en el profesionalismo en 1989, con 20 años, y accedió al circuito estadounidense en 2007.
Según los datos oficiales del PGA Tour, obtuvo ganancias durante su carrera por valor de 14,8 millones de dólares.
Su palmarés, que incluye decenas de victorias en torneos internacionales, solo cuenta con tres triunfos en el PGA Tour, el último de ellos el The Greenbrier Classic en 2013-2014.
Sin embargo, los dos que completan el éxito en el circuito profesional norteamericano fueron ‘Majors’: obtuvo el título en el Abierto de Estados Unidos en 2007, precisamente el año de su debut en el PGA Tour, y el Masters de Augusta en 2009, un hito que, aún hoy, no ha podido alcanzar ningún otro golfista latinoamericano.
Cabrera, aquel chico de estrato bajo y mal genio, alcanzó la cumbre del deporte profesional, ése con el que apenas soñaba cuando se inició con sus amigos lanzando de cualquier manera bolas con ramas de pino. Ahora la moneda cambió y sus actos violentos, reconocidos y asumidos por él, lo dejaron en la sombra.
Fuente: mundodeportivo.com