El potente sismo de 7,8 grados de magnitud que sacudió a Ecuador el sábado a la noche dejó al menos 238 muertos, según datos oficiales divulgados por la Secretaría de Gestión de Riesgos.
Un organismo de seguridad, citado por la agencia de noticias Associated Press, informó que se contabilizaron 1.557 heridos. Este última cifra no fue confirmado todavía por las autoridades.
El presidente Rafael Correa, quien se encontraba el El Vaticano en el momento de la catástrofe, anunció que aterrizará directamente en Manta, cerca del epicentro del sismo, a las 18.30, hora local (23:30 GMT).
El mandatario informó a través de Twitter el envío a la zona afectada de dos hospitales móvilesy la preparación de albergues para alojar a los damnificados.
El movimiento, que se desató frente a las costas de la nación andina a una profundidad de 19 kilómetros, dejó 588 heridos, provocó pánico en otras ciudades costeras y activó por unas horas alertas de tsunami en Perú, Colombia, Costa Rica y Panamá.
“Fue algo horrible, parecía que (el edificio) se desmoronaba como un cartón. Yo rezaba y me arrodillé para pedir a Dios nos proteja”, dijo a la agencia de noticias Reuters Galo Valle, de 56 años, cuidador de un edificio en el centro de Guayaquil mientras limpiaba los vidrios y pedazos de mampostería.
Muchas casas se derrumbaron en Guayaquil, otras estaban cuarteadas, un puente colapsóaplastando un auto y los escombros obstruían varias calles. La gente pasó la noche fuera de sus hogares, temerosa de las réplicas que, según el Instituto Geofísico de Ecuador, eran más de 160 hasta el domingo.