En un comunicado, la Diócesis de Siuna informó que el presbítero Óscar Benavídez, de la parroquia Espíritu Santo de la localidad de Mulukukú, fue arrestado la tarde del domingo y que desconoce “las causas o motivos de su detención”.
La Diócesis pidió a las autoridades información sobre el paradero del religioso, cuya detención no ha sido confirmada por la policía.
Por su parte, el no gubernamental Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) condenó en Twitter la “detención arbitraria” del párroco Benavídez, quien “según informaciones fue sacado de su vehículo y llevado en una patrulla con rumbo desconocido”
“Demandamos que cese la persecución contra la Iglesia y sus clérigos”, reclamó el CENIDH.
Mulukukú es un municipio rural del norteño departamento de Matagalpa que en la década de 1980, durante el primer gobierno de Ortega, fue escenario de cruentos combates entre sandinistas y rebeldes “contras” apoyados por Estados Unidos.
La detención del religioso se suma a denuncias de otros dos sacerdotes de la zona rural de Matagalpa a quienes la policía les impidió asistir a procesiones el fin de semana.
El párroco del municipio de Terrabona, Aníbal Manzanares, dijo a periodistas que el viernes recibió una prohibición de la policía para realizar “procesiones y actividades fuera de la iglesia”, mientras al sacerdote Fernando Calero, del municipio de Rancho Grande, se le impidió viajar el domingo a la ciudad de Matagalpa para asistir a una misa.
Calero dijo en un video que publicó en redes sociales que la policía detuvo su vehículo, en el que viajaba con un grupo de laicos, y le quitó la documentación necesaria para circular. “Nos revisaron de forma inapropiada… como si fuésemos delincuentes”, añadió.
Esto ocurre mientras mientras el obispo de Matagalpa y administrador de la Diócesis de Estelí, monseñor Álvarez, cumple 13 días cautivo y rodeado por la policía en la Curia episcopal de la ciudad, situada a unos 130 kilómetros al norte de Managua.
La policía informó que investiga a Álvarez por supuestamente “incitar al odio” y “organizar grupos violentos”, después de que saliera a la calle e increpara a los agentes policiales con la imagen del Santísimo Sacramento, uno de los símbolos más venerados por los católicos.
En esos días el gobierno de Ortega había anunciado el cierre de siete emisoras de radio adscritas a la Diócesis de Matagalpa como parte de la clausura de una docena de medios de prensa independientes en menos de 72 horas.
Otros dos sacerdotes católicos están presos desde el mes pasado tras ser acusados por presuntos delitos comunes.
Con información de The Associated Press.