Expresiones de Giuzzio: “Realmente no nos sorprendieron”, expresa familia de Óscar Denis

Beatriz Denis, hija del ex vicepresidente Oscar Denis, secuestrado por el EPP, criticó las declaraciones del ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, sobre que el secuestro "no se ha convertido en una industria en el Paraguay".

Hermanas Denis, con Beatriz (c) encabezando la conferencia de prensa. / Foto: Gentileza.

Denis señaló ya no les sorprendió escuchar una vez más una de estas cosas como que es el país de las sensaciones,  sensación de inseguridad, sensación de que esto del secuestro, y que está industria no se instaló hace 20 años.

“Hace 20 años que no se le puede dar solución a este problema, porque al parecer este señor (Ministro del Interior) vive en otro país”, indicó Beatriz Denis en contacto con La Unión R800AM.

 

 

 

La familia emitió Carta abierta al Ministro del Interior en coincidencia con 20 años de secuestros en Paraguay y una sistemática inseguridad que manifiesta cuanto sigue:

 

Hace 20 años atrás, ocurría en nuestro país un hecho que marcaría un antes y un después en nuestra historia. La Industria del secuestro instalaba su sucursal en Paraguay.

La suerte estaba echada, tenia nombre y apellido, ocurriría a la luz del día y en uno de los lugares más públicos de la capital. Como si empezaran a escribir la historia del secuestro con prólogo de burla hacia un estado que no estaba preparado para lo que vendría.

Pasaron dos décadas, varios secuestrados y cientos de muertos por el camino. Algunos de esos secuestrados pudieron volver a sus hogares, otros encontraron la muerte más cruel de manos de unos cobardes sin patria y sin escrúpulos, otros, como nuestro padre Óscar, como Edelio y como Félix siguen secuestrados hace bastante tiempo, tiempo que pesa, tiempo que duele, tiempo que mata y tiempo que destruye por dentro, haciéndonos creer que no contamos con un Estado protector y garante de derechos sino con  gobiernos de turno que durante estos 20 años no han hecho otra cosa que sumar bajas en sus filas policiales, engrosar su lista de civiles secuestrados y mirar desde el banco de suplentes como estos grupos criminales han extendido su negocio delictivo a otras actividades como el reclutamiento de niños y niñas, la extorsión y el asesinato.

Hoy, a 20 años de aquel primer secuestro, tenemos a un estado completamente sometido a la voluntad de un grupo de forajidos, pertenecientes a 2 o 3 familias que tienen en vilo a un país y somete a cada gobierno que pasa. Tenemos a un ministro del Interior que prefiere dar la espalda al problema, pretendiendo tapar el sol con un dedo a través de un discurso simplista, egoísta, infantil y hasta ofensivo para las víctimas. “No hay industria del secuestro en Paraguay”, esas fueron sus palabras. Y lo grave de esa expresión no es que pretenda esconder la vergüenza de la ineficiencia o que desconozca la magnitud del problema, sino que, conociéndola, prefiera minimizarla.

Minimizar el problema del secuestro es la garantía del fracaso. Decir que no es una industria porque “no genera réditos” es menospreciar el esfuerzo que costó conseguir cada centavo de los más de 6 millones de dólares pagados por familiares de víctimas secuestradas, muchas de ellas incluso para recibir a cambio los restos mortales de sus seres amados.

Decir que la seguridad está mejorando cuando hace mas de un año que no tenemos novedades de nuestro padre Oscar Denis, cuando hace cinco años que no se tiene novedades de Félix Urbieta, cuando hace siete años que no se tiene novedades de Edelio Morínigo, es simplemente la negación de la inoperancia y la ineficiencia de los servicios de seguridad, y peor aún, es darle un tiro de gracia al atisbo de confianza que todavía teníamos en su gestión.

Decir que la seguridad está mejorando, señor Ministro, cuando niños y niñas pertenecientes a comunidades indígenas son reclutados en el monte para alistarse a las filas del EPP, es darle la espalda a la protección que como Estado debemos garantizar a nuestros niños. Niños que deben cargar juguetes y no fusiles.

Por último, al recordar que hace VEINTE AÑOS venimos padeciendo secuestros, muertes, extorsiones, reclutamiento de niños y niñas indígenas y una constante y sistemática inseguridad, solo podemos decir que, ante tanta ineficiencia estatal, negar o minimizar el problema, no contribuye a su solución. Si no se cuenta con una política de combate clara y eficaz, es mejor guardar un respetuoso silencio.

Beatriz, Silvana y Lorena Denis

 

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