Según sostiene la Dra. Marta Ascurra, responsable del Programa de Prevención de Defectos Congénitos del Ministerio de Salud, el 50% de las anomalías congénitas pueden prevenirse. Para esto es fundamental un abordaje preconcepcional, prenatal y perinatal.
En este sentido, el consumo de ácido fólico antes y durante el embarazo, además de la aplicación de la vacuna contra la Rubéola y los controles prenatales adecuados, constituyen medidas preventivas claves para reducir el índice de morbimortalidad por defectos congénitos.
La Dra. María Teresa Barán, viceministra de Salud sostiene que con diagnóstico temprano se puede disminuir el índice de discapacidad en niños/as que nacen con defectos congénitos.
Insta a las embarazadas a acercarse a los servicios de salud para llevar a cabo los controles prenatales pertinentes. Con los chequeos médicos correspondientes durante el periodo de la dulce espera se puede disminuir la aparición de trastornos congénitos.
Test del piecito
El test del piecito es otra medida para el diagnóstico de patologías congénitas. Este estudio debe hacerse a todo/a recién nacido/a antes del alta hospitalaria y sirve para diagnosticar enfermedades que pueden producir retardo mental, como hipotiroidismo congénito, fenilcetonuria y fibrosis quística. Este examen es gratuito y obligatorio en todo el territorio nacional.
Mediante la detección temprana de los bebés afectados se puede evitar que se produzcan daños severos y se pueda lograr una mejorar calidad de vida del paciente. Entre estas consecuencias figura el daño cerebral, alteraciones neurológicas, trastornos del crecimiento y problemas respiratorios, entre otras complicaciones.
El Ministerio de Salud dispone de más de 1.000 sitios de toma de muestras distribuidos en todo el país para efectuar este estudio.