Pilares de atención a niños con cáncer: albergue, escuela y más medicamentos

Los profesionales del “Acosta Ñu” basan sus estrategias en tres pilares que se convirtieron en el soporte que cambió la vida de niños/as y jóvenes.

 

El primero de ellos es la construcción de un albergue para padres y niños/as, con todas las comodidades: habitaciones es suites; servicio de cinco comidas al día, incluyendo una dieta especial para pacientes; espacio de recreación. Con esto se evitó la deserción de pacientes e interrupción de tratamientos, teniendo en cuenta que el mayor porcentaje de quienes acuden al hospital es de escasos recursos.

 

Vía Ministerio de Salud.

 

La creación de la primera escuela hospitalaria se convirtió en el segundo pilar. Esta acción permite a los chicos avanzar en sus estudios desde la comodidad de aulas climatizadas y sin perder contacto con los docentes de sus comunidades. El niño/a puede realizar tratamiento y al mismo tiempo recibir sus lecciones escolares de manera a que el día en que reciba el alta médica pueda reencontrarse con los compañeros que dejaron de ver mientras estaban en el hospital.

 

La enfermedad dejó de ser una barrera para recibir educación. La escuela se convirtió en un estímulo psicológico tanto para los chicos como para sus padres.

 

El tercer pilar es la inclusión de más drogas, a través de los años, al listado de medicamentos esenciales del MSP. El costo aproximado de un tratamiento contra el cáncer -como una leucemia- oscila entre 30.000 a 60.000 dólares, solo en medicamentos durante los primeros dos años, esto sin entrar a detallar costos de honorarios, análisis y otros estudios que se tienen en cuenta en el sector privado.

 

La provisión de medicamentos con “arancel cero” para el paciente, una tranquilidad para las familias. La barrera económica que generaba esta enfermedad quedó en el pasado, al igual que la búsqueda desesperada de encontrar solución en medicamentos caseros por no tener acceso a la salud pública. Las fundaciones y asociaciones también contribuyen a que los padres no deban preocuparse en este aspecto.

 

A partir del fortalecimiento de los tres pilares – albergue, educación y drogas gratis- avanzaron con otros proyectos. Cuentan con un minibús que, a diario, sale del hospital a buscar a niños/as que viven en el área metropolitana, pero que por cuestiones socioeconómicas  no pueden llegar a las consultas con los médicos.

 

La ambición por mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad llevó a los profesionales de la salud a contar con la primera área estéril del país, con aire filtrado. La construcción de este moderno espacio permite a los pacientes inmunocomprometidos  tener menos probabilidad de complicaciones.

 

En el “Acosta Ñu” entienden que es importante brindar actividades que generen un impacto positivo ante tanto estrés. A través de un convenio firmado entre el hospital y el SNPP, los padres tienen acceso a cursos de manualidades, cocina, confitería y panadería, costura, entre otros. Lo que había iniciado como una terapia, se convirtió para muchos de ellos en una salida al mundo laboral y, gracias a los conocimientos que adquieren, mantienen a sus familias.

 

Además de las actividades dirigidas a los padres, los funcionarios/as –personal de Servicio Social y Oncología- organizan festejos mensuales para pacientitos que cumplen años. Dependiendo del apoyo de terceros, realizan excursiones al zoológico o campamentos.

Sin embargo, pese a los avances durante varios años de trabajo, los profesionales detectan factores determinantes que imposibilitan óptimos resultados, como las consultas y derivaciones tardías.

 

La política de atención en el Pediátrico es avanzar un paso a la vez con objetivos puntuales en capacitación, incorporación de mejores métodos de identificación de los subtipos, infraestructura edilicia y equipamientos, adquisición de nuevas drogas, entre otras.

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