La CSL, una potencia en ascenso en el mercado de transferencias a nivel mundial, ha desembolsado casi 150 millones de dólares para algunos de los fichajes más ostentosos –si no los más curiosos– durante la ventana de transferencias de invierno del 2016, los que se han pagado por nuevos jugadores antes de finales de enero.
La semana pasada, el colombiano Fredy Guarín, de 29 años de edad, fue vendido por el Inter de Milán al Shanghai Greenland Shenhua por 14 millones de dólares, además el club le asignó un generoso salario de 6,5 millones de dólares para iniciar.
En junio pasado, otro brasileño, el ex mediocampista del Tottenham, Paulinho, de 27 años de edad, fue vendido al peso pesado regional Guangzhou Evergrande, también por un precio reportado de 14 millones de dólares.
Esos acuerdos fueron opacados el 3 de febrero de 2016, cuando el Guangzhou fichó al colombiano Jackson Martinez del atlético Madrid por un récord chino de 45,8 millones de dólares… 7 millones de dólares más que lo que el equipo español le pagó al Porto por sus servicios 8 meses antes. La ventana china se cierra el 26 de febrero.
Los extranjeros no son algo nuevo
Fichar extranjeros no es nuevo para los clubes chinos, los cuales han estado operando bajo la política 4+1 (cuatro internacionales más un jugador de la Confederación de Fútbol Asiática) desde que la liga fue formada hace 12 años.
De hecho, más de 150 jugadores, solo de Brasil, han jugado en la CSL, 22 de los cuales participaron en la campaña de 2015, según el Mailman Group, una agencia de estrategia deportiva china.
Pero lo que es inusual en esta actividad –aparte de las tasas récord alcanzadas mientras que la economía de China se está desacelerando– es que los jugadores reconocibles de grandes clubes se están moviendo hacia una liga comodín cuando aún están en su mejor momento futbolístico.
“Hace unos años no era así. No era posible para los clubes chinos fichar a grandes jugadores como lo están haciendo ahora”, le dijo Darko Matic, un centrocampista croata con el Beijing Guoan que está entrando en su décimo año de juego en China, a CNN.
“Tal vez hace 10 o 15 años, los equipos chinos ficharían jugadores que estaban terminando sus carreras, como los jugadores de 35 o 36 años de edad”, añade. “Ahora son fichajes de quienes realmente están en una buena edad para jugar fútbol”.
“Por supuesto, si quieres que los jugadores que estén en una buena edad para jugar fútbol vengan a China –que vengan a un país en donde el fútbol todavía está en desarrollo–, tú en realidad tienes que pagar más que el valor de mercado del jugador”.
Salto continental
Y cómo lo haces. Unos cuantos de los más recientes cultivos han dado el salto intercontinental tras alcanzar un máximo en Europa, con el reconocimiento de la marca de su anterior club a su favor.
Guarin, un centrocampista ofensivo, había anotado solo un gol en 16 partidos con el Inter esta temporada y el lado italiano, según se dice, había estado tratando de librarse del jugador durante dos años antes de que China tocara la puerta.
Paulinho llegó a los Spurs con mucha fanfarria en 2013 y con una cuota de 24 millones de dólares, pero dejó decepcionados a los aficionados; el equipo de Londres estaba agradecido al haber logrado salvar 14 millones de dólares mediante su venta.
Ramires tuvo sus momentos como jugador del primer equipo del Chelsea, pero se convirtió en una idea de último momento en una unidad disfuncional esta temporada. Se puede decir, sin temor a equivocarse, que ningún club en Europa habría pagado casi tanto por el hombre que anotó solamente seis goles en sus últimos 50 partidos.
El delantero, Gervinho, era considerado un fracaso en el Arsenal antes de convertirse en un jugador clave en la Serie A italiana con el AS Roma, donde anotó 17 goles en 71 apariciones.
Roma, que compró al marfileño de 28 años de edad, por una cantidad reportada de 8,7 millones de dólares en 2013, recibió más del doble de su dinero… según consta, recibió casi 20 millones de dólares por él de parte del Hebei China Fortune FC.
Ambición por la Copa Mundial
El gasto reciente radica, en parte, en una política encabezada por el presidente de China, Xi Jinping, de poner dinero a trabajar en la liga, con el propósito de ganar una licitación de la Copa Mundial y un día ganar el torneo.
Hasta el momento, el breve centro de atención de China en el escenario internacional se presentó en el Mundial 2002, donde el equipo no pudo anotar un solo gol. El torneo fue organizado por los vecinos de la región, Corea del Sur y Japón… países que han avanzado mucho más que China en términos de fútbol.
“¿Acaso están pagando de más? En una palabra, sí”, dice Simon Chadwick, profesor de iniciativa deportiva de la Universidad de Salford en el Reino Unido, quien dice que la CSL está financiada en parte por el Estado, aunque no está claro hasta qué punto.
“Es una declaración de posicionamiento de marca. Le está diciendo al mundo: ‘Estamos aquí y esto es lo que estamos haciendo'”, añade. “En términos de la reputación de China para ser una nación importante a nivel mundial, ser bueno en el fútbol es una gran parte de eso”.
La importación de talento en el campo y en la dirección también sirve como una forma de elevar el nivel de la liga, dice Chadwick, citando el éxito de Guangzhou Evergrande.
El dos veces ganador de la Liga de Campeones de Asia y el cinco veces campeón de defensa de la liga es entrenado por el ganador de la Copa Mundial de Brasil, Luiz Felipe Scolari.
El exentrenador de Inglaterra y del Manchester City, Sven-Goran Eriksson, ha estado en China desde 2013. Su club, Shanghai SIPG, fichó el año pasado al delantero ghanés Asamoah Gyan, y cuenta con dos brasileños y un argentino.
Las transferencias que acaparan titulares deben venir con una advertencia, dice Matic. Los equipos deben buscar los talentos que tienen un historial de estabilidad en sus antiguos equipos y que no se inquieten fácilmente por un cambio de sistema.
“Ellos tienen que fichar jugadores y entrenadores que estén aquí para ayudar a desarrollar el fútbol chino, no solo para que vengan por el dinero”, dice. “Si ves a un entrenador que está cambiando equipos cada seis meses, entonces probablemente no es el tipo de persona a la que debes fichar”.
Compra de prestigio por medio del fútbol
Otro combustible para la economía del fútbol es el prestigio que le puede dar a un empresario espectacularmente adinerado el ser dueño de un equipo deportivo importante, dice Chadwick.
En 2014, el multimillonario fundador de Alibaba, Jack Ma, según se dice, compró el 50% del club Guangzhou después de unas copas con el copropietario de los bienes raíces Evergrande, Xu Jiayin, mientras que la semana pasada otro magnate de los bienes raíces, Wang Jianlin, compró una participación del 20% en el Atlético de Madrid de España.
En diciembre, dos brazos de inversión chinos cuasi gubernamentales pagaron 400 millones de dólares por una participación del 13% en el Manchester City, en gran parte para obtener acceso a la academia de entrenamiento del club y a la ideología del campus de fútbol, dice Chadwick.
Sin embargo, no todos los negocios del fútbol chino han sido exitosos.
En 2013, las exestrellas del Chelsea, Didier Drogba y Nicolas Anelka, bruscamente partieron del Shanghai Greenland Shenhua FC, en donde este último se desempeñó como jugador-entrenador, hacia pastos europeos más familiares.
Un mes después, el Shanghai fue despojado de su título de liga del año 2003 como parte de amplias medidas enérgicas contra el amaño de partidos. En total, 12 clubes recibieron sanciones, mientras que 33 personas, entre ellas los deshonrados funcionarios Xie Yalong y Nan Yong, recibieron prohibiciones de por vida, según la agencia oficial de noticias Xinhua.
“Históricamente, el fútbol chino ha tenido un problema de gobierno”, dice Chadwick. “Si bien las normas contra la corrupción están mejorando, todavía no son lo suficientemente buenas. Así que cualquiera que vaya a jugar en China tiene que tener en cuenta que todavía puede haber algunos problemas. Por ejemplo, el pago de honorarios, ya sea de transferencias o salarios”.
Adaptación cultural
“Hay algunos clubes en la liga que notoriamente no están a tiempo (con los pagos)”, dice el jugador australiano Erik Paartalu, quien duró una temporada con el Tianjin Teda FC.
Paartalu –quien dice que a él le pagaron a tiempo– relata la experiencia de mudarse con su prometida a Tianjin, una ciudad de más de 14 millones de habitantes, como “uno de los momentos más difíciles en nuestras vidas, aunque fue el más gratificante”.
Aún así, Paartalu se quedó luchando por encontrar otro equipo luego de que fue cortado por el Tianjin, justo antes de la temporada de 2014. Debido a la programación de la liga, su única opción fue firmar con un club en Tailandia, donde jugó durante un año.
La adaptación cultural de los fichajes de renombre es clave para que puedan florecer en sus nuevas tierras, dice el centrocampista defensivo de 1,93 metros que ahora está con el Melbourne City.
“Es muy difícil. En cualquier otro lugar es bastante fácil integrarte; en China esto es completamente diferente a cualquier otro país”, dice Paartalu.
“El solo tratar de trasladarte en tu rutina diaria y hablar con el taxista, eso te llevaba una gran cantidad de tiempo. La comida era un problema al principio porque lo que me daban de comer no era necesariamente lo que me gustaba, pero encuentras lugares a donde ir”.
Salario atractivo
Al igual que Paartalu, Matic, un robusto centrocampista defensivo de casi 1,83 metros, encajó en el molde del jugador extranjero que los clubes chinos estaban buscando en ese tiempo.
“(Los exploradores chinos) siempre están viendo si tú eres realmente rápido, si eres un líder o si eres verdaderamente alto y puedes mantener el balón”, dice.
Matic rebotó en ligas menores alrededor de Bosnia, Suiza, Eslovaquia, Alemania y Suecia, antes de resistir los avances de los clubes chinos.
“Mis primeros pensamientos fueron no, no voy a China”, recuerda. “En Europa no tienen una gran imagen de China, de su infraestructura, de las personas, de la cultura”.
Sin embargo, después de investigar un poco y pensarlo detenidamente con su esposa, él aceptó una oferta de Tianjin. El pago tampoco era malo. “Para ser honesto, yo ganaba cinco a seis veces más en China, así que, por supuesto, esto hace que tu decisión sea más fácil”.
Dos años después de su experiencia china, Matic recibió una oferta del Beijing Guoan y decidió mantener a su familia en China, incluso inscribió a su hija en un jardín infantil solo para personas de la localidad.
“Una de las razones, por supuesto, era el dinero, pero una de las otras razones era observar la cultura y el desarrollo de un país tan grande”, dice.
Algo que ayudó fue que Matic –un políglota quien afirma que habla nueve idiomas con fluidez– aprendió el mandarín y pudo comunicarse con sus compañeros de equipo y llevó a cabo entrevistas en el dialecto local con facilidad; él dice que “nunca recibió una sola clase”.
Matic, de hecho, ha sido adoptado por los chinos como uno de ellos… tanto así que están considerando darle una residencia permanente que pocas veces es otorgada.
Se podría decir que el único otro atleta occidental que ha sido aceptado de esa manera en China es el armador estrella de los Beijing Ducks, Stephon Marbury.
El trabajo de Dios es fácil cuando se vive en un buen espacio. No hace falta esforzarse para ser malo pero se requiere de todo el esfuerzo del mundo para ser bueno.
La exestrella de la NBA ha ganado tres campeonatos de la CBA en Beijing y ha declarado su intención de referirse a China como su hogar después de que termine su carrera en el básquetbol.
“Los dos tenemos algo en común”, dice Matic, quien se ha reunido con Marbury varias veces, “Si permaneces unos cuantos años en China –si te adaptas a la ciudad, a la cultura, si los respetas– puedes sentir y ver el amor que las personas te dan.
“Jugué en Europa y nunca recibí tanto amor de parte de las personas a mi alrededor ni tanto apoyo como ellos me dan en China”.
Vía CNN