Entre varias de las razones señaladas, Callizo citó estudios sobre impacto ambiental, la contradicción a las recomendaciones de organizaciones internacionales sobre ciudades sostenibles, carecer de relación con algún plan nacional o territorial en cuanto a organismo como tampoco la promoción de soluciones al problema del déficit habitacional. Señaló que todo esto había sido publicado en un comunicado firmado por gremio de arquitectos.
“Teniendo tantos problemas de raudales y transporte público deficiente, ¿por qué invertir en un puente que va a llevar a la nada y termina en un humedal?”, cuestionó Callizo en diálogo con La Unión, advirtiendo que los mismos problemas registrados del lado oriental del río Paraguay se trasladarán a la nueva zona.
Manifestó que está de acuerdo con la idea de la construcción de un puente en esa área de nuestra capital, pero considera que aún es innecesario. “No es momento para expandirnos horizontalmente. Asunción ya se expandió demasiado hacia el este y tenemos una densidad poblacional de 42 personas por hectárea, la cual es bajísima a comparación de otras grandes ciudades de la región como Buenos Aires o Sao Paulo, que registran hasta 120 habitantes por hectárea. Recién cuando se llegue a ese número puede extenderse o ampliarse a otros lados. El hecho de expandirnos genera los problemas que tenemos hoy en día, especialmente en cuanto al tráfico”, argumentó el ingeniero.
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También advirtió que, con esta obra, Asunción perderá población.
Así mismo, hizo alusión a la cuestión ambiental, ya que se afectará a una zona de humedales ubicados en Chaco’i.
Callizo no tiene dudas de que hubo presión de inmobiliarias ligadas a allegados al Gobierno para que el proyecto del puente se lleve adelante, apuntando a Conrado Hoeckle, empresario del rubro y vinculado al presidente de la República, Mario Abdo Benítez.
El ingeniero sostiene que lo ideal es aumentar la densidad poblacional de Asunción antes que expandir el territorio de la ciudad.