Armando Rotela fue detenido el año pasado tras un procedimiento en el bañado sur de Asunción, en medio de una incautación de drogas y armas. Tras una fuga del penal de Encarnación, fue recapturado en territorio argentino, para luego ser derivado al penal de Tacumbú, donde hasta hoy sigue recluido, según informó el subcomisario Rafael Sánchez, jefe de servicio de Antinarcóticos de la Policía Nacional, quien afirmó que este sujeto ya cuenta con antecedentes por tráfico de drogas al menos desde el año 2009.
“Él comenzó repartiendo hacia zonas del bañado sur, donde él vivía. La gente misma iba junto a él. Después, con sus ‘manos’ (distribuidores), empezaron a salir a repartir en las discotecas. Él era el proveedor de los puntos de distribución”, explicó en comunicación con La Unión, afirmando que luego extendió su “dominio” hacia el Departamento de Cordillera e incluso zonas fronterizas.
Sánchez afirmó que Rotela incluso desde la cárcel siguió y sigue manejando su “negocio”, a través de sus hermanos y primos. “Estos clanes familiares son difíciles de terminar porque se le atrapa a uno y salta otro”, aseveró el uniformado.
De hecho, el subcomisario considera que el amotinamiento sucedido ayer en la cárcel de San Pedro se produjo a raíz de una disputa de “poderes” en determinados territorios para el tráfico de drogas entre miembros del grupo criminal brasileño Primer Comando da Capital (PCC) y el clan Rotela. Esta sufrió todas las bajas, ya que los 10 reos fallecidos pertenecían a la banda.
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Ayer su primo, Óscar Rotela, fue trasladado de la penitenciaría de Tacumbú al penal de Emboscada por motivos de seguridad, luego del violento motín sucedido en la cárcel de San Pedro que dejó como saldo 10 muertos. Todos, miembros de su organización. Mientras que el propio Armando Rotela seguirá recluido en Tacumbú, al menos de momento.