Abente citó que para llevar adelante los nuevos sistemas de elección hay varios problemas de carácter logístico y “efectos negativos colaterales”. Como ejemplo, mencionó que los partidos políticos “serán disociaciones, no asociaciones”, ya que los candidatos no competirán en bloque, sino cada uno por su cuenta.
Sobre el punto, dijo que “lo más grave” es que los votantes que marquen preferencia son los que deciden la elaboración de la nueva lista. “Habrá votantes que querrán que las listas sean como fueron presentadas, no tienen posibilidad de hacer valer su opinión. Entonces vamos a tener un principio de que el voto vale doble. Los que eligen lista preferencial, hacen la lista”, explicó Abente.
“Está bien la buena intención de los partidos que han elaborado los proyectos porque han respondido a la ciudadanía, pero hay que saber cómo. Si se aprueba, no va a tener un efecto práctico”, subrayó.
Expresó su deseo de que se postergue el tratamiento de los proyectos por un “tiempo razonable”, de modo a estudiarlos y debatirlos de forma más amplia y profunda. En ese orden, sugirió como una forma de elección es el voto preferencial castigo, que es el que genuinamente representaría al hartazgo ciudadano.
Con respecto a este sistema, dijo que el elector poseerá la lista completa del partido de su preferencia y marcaría los nombres de los que NO quiere que integren el Congreso Nacional.