Colmán dijo que él inicialmente no sabía lo que se estaba planeando, aunque sí aseveró que le parecía raro que aproximadamente un mes antes de la concreción del golpe superiores obligaban a los soldados a levantarse a las 4 de la mañana para practicar ejercicios y movimientos militares.
Señaló que, a sus 17 años de edad, era el conductor del tanque “Cascavel”, y en conjunto con otras tanquetas y vehículos militares, tomaron el Regimiento Escolta Presidencial para intimar a Stroessner, quien finalmente dimitió.
En ese orden, indicó que lo que nunca olvidará de aquella jornada es que, en medio del procedimiento, un camarada suyo cayó de la muralla de la sede del Regimiento del lado que da hacia el club Olimpia a causa de un disparo. “Quedó arrastrándose como, con el perdón de la palabra, cucaracha aplastada sobre el asfalto tratando de salvar su vida”, expresó en contacto con La Unión.
Finalmente, Colmán dijo que toda la madrugada del 3 de febrero “estuvimos entre los camaradas y los del Regimiento tiroteándonos”.