“Tomo la foto, luego como”: cuando el Instagram cambia hasta la gastronomía

Anteriormente un amigo te recomendaba personalmente un local gastronómico o leías en el periódico alguna que otra crítica. Sin embargo, hoy muchos restaurantes se ocupan de “embellecer” sus comidas para que los clientes tomen fotos y las suban a sus redes.

Pero ¿puede marcar una diferencia en los beneficios de un restaurante el cómo se ve su comida en la pantalla de un celular? Se pregunta Sarah Lee, periodista de la BBC.

Según ella, ahora internet está llena de posts en Instagram o blogs culinarios alabando el último restaurante de moda o la comida que prepararon en su casa con amigos.

Las redes sociales se llenan de imágenes con filtros llenas de platos de comida, tazones de licuados en tecnicolor o milkshakes, que te dan la mayor de las ganas de probarlos.

En países como Estados Unidos, Francia o Inglaterra, algunos cocineros han ajustado sus menús para producir platos que queden bien ante la cámara de un celular.

Lee entrevistó Teddy Robinson, director creativo del café londinense Grind&Co, que ha pasado cinco años haciendo a su empresa lo más “instagrameable” posible.

“Lo más interesante es que la gente está más consciente que nunca del aspecto de la comida”, afirma. Hoy, entre los más apegados al Smartphone, es casi obligatorio tomarle una foto al plato antes de probarlo, para subir al estado ya sea de Facebook, Whatsapp o Instagram.

Los menús y los interiores también han sido rediseñados para las redes sociales. “El año pasado reemplazamos todas las mesas de la empresa con mármol blanco, solo porque se ve bien en Instagram”, dice Robinson.

La tendencia alcanzó un nuevo auge recientemente cuando un negocio de Londres lanzó el “Selfieccino”, un cappuccino con tu cara impresa en él, utilizando una impresora que escanea e imprime tu foto.

“Hay un número creciente de personas que juzgan la comida en base solo a una foto, lo cual es un poco locura”, opina James Lower, chef principal y propietario de Lyle, en el este de Londres.

“Esto ha llevado a los cocineros a hacer lo que yo llamo ‘cocinar para las fotos’, es decir, que alguien cocina un plato sin preocuparse en absoluto sobre si sabe bien o no, mientras que la estética sea buena”, sostiene Lower.

“Lo más importante en cualquier plato es cómo sabe. Sin embargo, un aspecto de hacer un gran plato es, sin duda, su apariencia. Y si algo tiene buen aspecto y es fotogénico, entonces es ‘instagrameable”, afirma.

 

Fuente: BBC.

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