Películas que no debes ver si te gusta ‘Rápido y Furioso’

Desde los dramas más intrincados hasta los sci-fis más extremos en pantalla, existen películas que si pierdes el hilo o te desconcentras por un segundo, no te generan otro sentimiento más que el de confusión. Quizá te hagan estallar de asombro, pero sobre todo de desconcierto. No hay salvación. Por ejemplo, allí tenemos La mala educación (2004) de Almodóvar; una historia que en cualquier descuido te enredará con su trama y no entenderás nunca cuál fue la vida real y cuál la ficción dentro del relato.

Partiendo de una situación estable en la cinta, lo que en realidad es la lectura de un guión cinematográfico en el filme pronto se convierte en una experiencia más de los protagonistas, misma que desencadena dos o tres perspectivas que distorsionan toda la narrativa de la obra y te hacen dudar de todo lo que has visto. Llegado el momento, no es difícil advertir que la problematización de la trama se basa en una sola mentira, pero si por error no logras ver ese cambio de percepciones, muy a lo Henry James, la línea se vuelve difusa como espectador. Llegará el desenlace y sólo te quedará fina y absoluta perplejidad.

Tomando esto en cuenta, y sin ánimos de ofender a nadie –demasiado–, si estás habituado a ver cintas como Rápido y Furioso (2001) o producciones que cuentan con el sello Michael Bay, podemos deducir que las tramas complicadísimas no son lo tuyo. Por lo menos, no en lo cotidiano. Y no, no nos estamos refiriendo a filmes precisamente de culto o que sólo proyectan en las casas de arte; hablamos de películas que exigen más que la necesidad de pasar un buen rato comiendo palomitas, brincando del asiento con escenas repletas de efectos especiales y sonriendo porque obtuviste el entretenimiento que tanto necesitabas después de una semana difícil.

No hay ningún problema. Hay público para todo y muchas opciones que se acomodan a los gustos de cada quien. Pero, acéptalo, lo tuyo no es detenerte a pensar ni por una hora lo que sucedió durante un film o reflexionar por días en torno al trabajo de tal o cual director. Lo que tú quieres es divertirte, tomar un respiro. Incluso olvidarte de lo que sucede allá afuera. Y está bien. No tienes porqué maltratarte con cintas que a veces ni el director sabía qué era lo que intentaba.

Por ello, tú no puedes ver…

Mr. Nobody (2009)

Jaco van Dormael

Todo se desencadena de una posibilidad, todas y cada una de las alternativas de vida para el personaje central de la película parten de múltiples respuestas para un mismo caso. Parece sencillo, una historia de historias cruzadas, nada extraordinario; sin embargo, vista ya en términos de ética y episteme, este relato es una de las cintas más exigentes en cuanto a la apertura del público para entender las diversas perspectivas de realidad que como humanos alcanzamos.

Las horas (2002)

Stephen Daldry

En lo que pareciera una trama de vidas paralelas, el mismo juego de sus similitudes y referencias hacen que, con el mínimo descuido, pierdas de vista quién es la vida novelizada o quiénes son los verdaderos protagonistas del filme. Especialmente cuando una de las protagonistas parece leer las experiencias de la otra y una última se reconoce como autora del destino para las otras dos.

La vida ante sus ojos (2007)

Vadim Perelman

A manera de un recuerdo, una apuesta, una incertidumbre o una suposición, todo a la vez, esta película puede ser un gran dolor de cabeza para quien no suela prestar atención a lo que está sucediendo en pantalla. Decir más sería un completo spoiler, pero no es nada recomendable para quien necesita de historias extremadamente lineales.

Irreversible (2002) de Gaspar Noé

Incluso la tan citada obra del director argentino puede ser un problema. Su narración en sentido contrarreloj y la falta de causas evidentes para todo ese banquete de violencia, sexualidad e ira que vemos desde un inicio, pronto se convierten en dos factores decisivos para que el espectador huya de la historia.

El árbol de la vida (2011)

Terrence Malick

Tras un increíble montaje acerca de la creación del Universo, observamos la infancia del protagonista y una colección de imágenes que más se acercan a la poesía que a la narrativa explícita. No existe una cronología determinada y la estructura está compuesta por momentos específicos, ocasionando que la opinión popular le califique de aburrida y nonsense.

Otto e Mezzo (1964) de Federico Fellini

Con uno de los mejores finales en la historia del cine, el carácter onírico y estilo fantástico de Fellini logra en esta historia una red de recuerdos, presagios y lo que parecen ser alucinaciones que, si no se tiene el debido cuidado, nos puede hacer pensar que estamos viendo una serie de desvaríos sin sentido alguno. Nada más equivocado que eso.

Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar

Sirviendo de inspiración para Vanilla Sky de Cameron Crowe, esta cinta española sentó las bases para un flujo de películas durante los años subsecuentes con los ojos puestos sobre el sueño lúcido, la distorsión de la realidad, el autoengaño de las experiencias vividas y el egoísmo moral. Si no se presta la debida atención, la historia se convierte en un caos insalvable que al final puede entenderse como una simple película de ciencia ficción.

 

CULTURA COLECTIVA

Comentarios