Obama será el primer presidente de EE.UU. en visitar Hiroshima

El presidente de EE.UU., Barack Obama, visitará la ciudad de Hiroshima durante su viaje oficial a Japón, previsto para finales de este mes, informó este martes la Casa Blanca.

Obama se convertirá así en el primer mandatario estadounidense en visitar la ciudad, tristemente conocida por haber sufrido un bombardeo atómico de EE.UU.

El pasado abril el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, invitó a Obama a visitar las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, ambas escenario de los ataques atómicos estadounidenses en 1945. “Es importante que este líder visite las ciudades que sufrieron bombardeos atómicos”, declaró el alcalde de la ciudad.

Washington no cree que los bombardeos atómicos de Japón fueran un error

La próxima visita al país asiático no es motivo, según EE.UU., para reexaminar la decisión de lanzar las bombas nucleares sobre Nagasaki e Hiroshima al final de la Segunda Guerra Nuclear. Así lo afirma, en su blog en el portal Medium, Ben Rhodes, el asesor para la seguridad nacional del presidente norteamericano. “No revisaremos la decisión de emplear la bomba atómica”, escribió Rhodes. En su lugar, EE.UU. ofrecerá “una estrategia para un futuro común”.
“El presidente realizará una visita histórica a Hiroshima y se encontrará con el primer ministro Abe para enfatizar la fidelidad a la promoción de la paz y la seguridad en un mundo libre del armamento nuclear”.

Kerry no pidió disculpas por la bomba atómica durante su histórica visita a Hiroshima

Este abril, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, visitó junto con otros cancilleres del G-7 el Parque de la Paz de Hiroshima. Se trataba de la primera vez que un jefe de la diplomacia de Estados Unidos rendía homenaje a las alrededor de 245.000 víctimas que causaron las dos bombas atómicas que lanzó su país en 1945.
Aunque tuvo un recuerdo para los damnificados y realizó una ofrenda floral al pie del monumento a las víctimas, Kerry evitó disculparse por el ataque.
La mayoría de los estadounidenses comparten esta postura y estiman que, sin aquella drástica ofensiva, Estados Unidos hubiera sufrido un número de bajas significativamente mayor durante la Segunda Guerra Mundial.

 

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