Espiando los Whatsapp

Cuando estaba trabajando en el grupo Cartes, fui testigo de que Francisco Barriocanal, uno de los más íntimos colaboradores de Horacio Manuel Cartes Jara, estaba encargado de vigilar las redes sociales de todos, y cuando digo todos significo todos, los integrantes de los medios del grupo: Recibía diariamente, y debe seguir recibiendo, los resultados de un monitoreo sistemático, vigilancia, stalkeo, sobre lo que todos decíamos y expresábamos en las redes.

Día a día Barriocanal me reclamaba lo que decía fulano, lo que posteó perengano, lo que retuiteó zultano, exigiéndome que les haga notar que no era conveniente para ninguno de nosotros criticar la política oficial y que eso podría tener consecuencias.

Todo esto lo tengo denunciado judicialmente en mi demanda laboral contra el grupo Cartes, respaldado por los Whatsapps que intercambiaba con el citado Barriocanal, con Sarah Cartes y los demás gerentes.

Por eso no me sorprende en absoluto que los cartistas se hayan infiltrado en cuanto grupo de WhatsApp exista en nuestro país para pyraguerear todo lo que allí se dice. Barriocanal se encargaba de eso sobre los medios, y no solamente los del grupo. Sobre todos.

Es exactamente como en la época de Stroessner, en la que una red de pyragues infiltraba todos los grupos sociales, políticos, empresariales, culturales y de amistad, para mantener informada a la dictadura sobre las tendencias de la opinión.

Cartes y sus stronistas no cambiaron sus mañas, solamente su marco de acción, los pyragues infiltran ahora las redes sociales con el mismo propósito de espionaje y con el mismo objetivo de generar desconfianza entre los ciudadanos y amedrentar a los críticos.

Habiendo convivido con los totalitarios por el año y algo que trabajé en el grupo Cartes, les conocí, les entendí y también les perdí el miedo: Mi posición privada y pública es simple y sencilla, quiero que Cartes Jara se vaya de la presidencia y para eso estoy haciendo todo lo que está a mi alcance para iniciarle el juicio político requerido para lograr eso.

No sólo pretendo contribuir al juicio político para destituir a Cartes, sino también para devolverlo a la cárcel de Tacumbú que es donde deben estar los que se aprovechan del Estado.

Cartes y sus stronistas no necesitan espiar mis grupos de WhatsApp porque les confirmo que trato de entrar en contacto y de coordinar tareas con todos los que acompañan el propósito de restablecer la honorabilidad en la presidencia de la República y la seguridad a la vigencia de nuestra democracia.

Cartes y sus stronistas, especialmente Luis Fernando Canillas, Darío Filártiga, pretenden que trabajar por llevar adelante los controles establecidos en el Artículo 225 de nuestra Constitución supone estar en una conspiración.

Lo que demuestra el nivel de enajenación intelectual y moral a que han llegado Cartes y sus stronistas y confirma el peligro tremendo que representan para nuestra República pues está claro que ya no tienen conexión con  la realidad y que no reconocerán límite alguno en implementar la dictadura que buscan reconstruir.

 

 

 

Por Enrique Vargas Peña.

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