El “Día Dilma”: Rousseff comparece en el Senado de Brasil al borde de la destitución

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones desde el pasado mayo, comparece en el Senado para defenderse de las acusaciones que pueden concluir con su destitución.

“El 1 de enero de 2015 asumí mi segundo mandato y asumí el compromiso de defender y cumplir la constitución. Fui elegida por más de 54.000.000 de personas. En el poder, asumí el compromiso de mantener, defender y respetar la Constitución“, comenzó su discurso la mandataria.

(AFP)
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Siempre he creído en la democracia. Jamás atentaría contra ella o practicaría actos contrarios para los que me eligieron. Entre mis defectos no está la cobardía“, resaltó.

Y agregó: “Lucho por un Brasil más igualitario y soberano. Lucho por la democracia, la verdad y la justicia. Lucho para el pueblo de mi país, para su bienestar”.

“Lo que está en juego en el juicio político no sólo es mi mandato. Es el respeto a las urnas, a la voluntad del pueblo y la Constitución. Lo que está en juego son los logros de los últimos 13 años: los ingresos de la población, los más pobres y la clase media. Está en juego es la estabilidad“.

La mandataria, sin nombrarlos, criticó a quienes tomaron el poder en mayo: “La verdad es que el resultado de las elecciones de 2014 fue un duro golpe en los sectores de la élite brasileña conservadora. Como es típico de las élites autoritarias, querían el poder el poder a cualquier precio“.

Y se defendió: “Todos saben que no destiné dinero público del gobierno en beneficio propio. Estamos a punto de la concreción de un verdadero golpe de Estado“.

Esta es la primera vez que Rousseff acude al Parlamento desde que comenzó el trámite del juicio político en su contra el pasado diciembre para refutar los cargos de los que se le acusa, una serie de maniobras con las que se maquillaron las cuentas fiscales de 2015.

Esas supuestas irregularidades se refieren a tres decretos que modificaron los presupuestos sin autorización del Congreso y al atraso en depósitos a la banca pública. Según la acusación, esto equivale a la concesión de créditos al Gobierno, algo que está vedado por la Constitución brasileña.

La acusación considera que esas operaciones suponen un “delito de responsabilidad“, que la Constitución contempla como un motivo para la destitución de un jefe de Estado, pero la defensa niega cualquier irregularidad y argumenta que todos los presidentes de la era democrática hicieron maniobras similares.

El Senado brasileño define el futuro político de Dilma Rousseff (AFP)
El Senado brasileño define el futuro político de Dilma Rousseff (AFP)

La suerte de la primera presidente de Brasil está en manos de 81 senadoresy si 54 de ellos, dos tercios de la Cámara Alta, votan a favor de su destitución, perderá el cargo, que pasaría a manos del que era su vicepresidente, Michel Temer, y quien ejerce la jefatura del Estado de forma interina desde el 12 de mayo.

En ese caso, Temer se mantendría en el poder hasta el 1 de enero de 2019, cuando le entregaría el cargo al ganador de las elecciones previstas para octubre de 2018, pero si el Senado vota en sentido contrario, Rousseff recuperaría la Presidencia de forma inmediata.

El cambio en la Presidencia supondría además un fuerte viraje político, que ya ha sido palpable en estos meses, puesto que Rousseff defendía un fuerte gasto social y el Gobierno de Temer prepara drásticos cortes presupuestarios, privatizaciones y recortes en derechos laborales para hacer frente a la honda recesión que atraviesa el país.

La mayoría de los 81 senadores ya ha manifestado su convicción de que Rousseff incurrió en las irregularidades que se le imputan y, de hecho, en las dos votaciones anteriores que se realizaron en la Cámara Alta en fases anteriores del proceso, se superaron los dos tercios, con 55 votos en la primera y 59 en la segunda.

La sesión en la que comparece Rousseff se prevé larga. Tras su declaración, la mandataria se someterá a las preguntas de los senadores.

Michel Temer y Dilma Rousseff
Michel Temer y Dilma Rousseff

Allí todos los senadores tienen derecho a intervenir por cinco minutos y Rousseff no tiene límite para exponer sus argumentos.

A continuación se celebrará un debate en el que todos los senadores podrán hablar por 10 minutos y en el que la acusación y defensa presentarán sus alegatos finales durante una hora y media, antes de realizar la votación final, que podría tener lugar entre el martes y el miércoles.

Los senadores contrarios a Rousseff mantuvieron reuniones preparatorias este domingo y aseguraron que pretenden hacer preguntas técnicas, restringidas a las maniobras por las que se le acusa, pero avisaron que serán beligerantes si la presidente les “provoca“.

Fuente: Infobae.com

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