El club de fútbol español que contrató a un indigente que dormía en la puerta de su estadio

Rubén tiene 35 años y lleva tres viviendo en las calles de San Sebastián, España.

Pasa los días en el banco de una plaza de la ciudad donostiarra y las noches bajo un techo de una de las galerías del Anoeta, el estadio de fútbol de la Real Sociedad, con la única compañía de su perro Mundo, un animal enorme de color negro que rescató de un basurero.

“Hay muchos (transeúntes) que pasan y pasan delante de ti. Pero que vivas en la calle no quiere decir que no seas persona. Todos somos personas”, explicó Rubén al canal español Gol Televisión.

Un partido de fútbol entre los equipos Real Sociedad y Alavés -que se jugó el sábado último en esa misma cancha- fue lo que hizo posible que la historia del indigente viera la luz mediática.

Pero Rubén ya era algo conocido entre los vecinos de su barrio.

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De hecho, uno de los presentadores del programa, Rodrigo Fáez, había oído hablar de él “por un conocido que solía salir a correr alrededor del estadio”, le cuentan a BBC Mundo fuentes de la cadena.

Pero un periódico local, el Diario Vasco, le había dedicado una extensa entrevista que ocupó su portada días antes, en la que Rubén aseguraba que estaba dispuesto a ejecutar “cualquier trabajo que le encargaran” y que no consumía drogas ni era peligroso.

Hace ocho meses que había hecho del estadio su techo “porque aquí no me mojo, está más resguardado“, dijo.

Pero su vida acaba de dar un giro.

Nuevo trabajo, nueva vida

“Me va a contratar la Real [Sociedad] para trabajar, me han dicho. Salieron los directivos por la puerta y me ofrecieron el trabajo“, contó Rubén, dando la espalda a la cámara.

“No sé si durará un mes, dos meses… Sea lo que sea, es bienvenido. No sé qué puesto me van a ofrecer exactamente. Creo que algo de mantenimiento, pero no sé de qué tipo“, admitió.

El video ilustra la vida del joven, que vive con sus escasos recursos entre los que apenas cuenta con un hornillo de cocina, algunas mantas, una escoba y un par de sillas plegables.

Rubén no contó muchos detalles sobre su pasado, pero aseguró que antes de “caer a lo más bajo” (y convertirse en una persona sin hogar) trabajaba como jardinero.

También dijo que una clínica veterinaria lo ayuda con los cuidados de su perro sin cobrarle nada.

La policía lo denunció en varias oportunidades por dormir en la calle. “Me despiertan a las dos de la mañana (apuntándome) con las linternas en plena cara”, aseguró.

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A partir de ahora, espera que cambie su suerte.

Y es que, desde que su historia se hizo pública, algunos vecinos le han ofrecido su ayuda. Y varios medios locales y nacionales se han puesto en contacto con él.

“Lo peor es que te ignoren. Hay muchas personas que te conocen, que saben que vives en la calle y ni te miran a la cara. Igual a veces hablar un rato supone más que que te den dinero o un bocadillo“, explicó en la radio Onda Cero.

Según el diario El Correo, un hombre le ofreció trabajo para pintar un portal, algunos se acercan a saludarle y otros le hacen regalos, desde dinero en efectivo hasta abrigos.

Y por la calle más de uno lo saluda, haciendo referencia a la portada del periódico donde vieron su foto.

En el club, sin embargo, no quisieron dar publicidad a la historia, hasta el momento.

“Yo creía que no había gente tan buena. Ya no creía en nada. Te llevas tantos palos que al final crees que toda la gente es igual. Pero al final siempre te encuentras una persona buena“, reconoció Rubén.

 

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